La crianza con ternura y positiva, es la acción de incidir en el bienestar, el desarrollo y crecimiento de niñas y niños con equilibrio, resiliencia, perspicacia y empatía, estas cuatro palabras están tomadas de una investigación que hizo el doctor Daniel Siegel, con el objetivo de favorecer el desarrollo del cerebro, que va a permitir a las personas tener seguridad interna y saber en quién confiar.
La seguridad que transmite este tipo de crianza, permite que el sistema nervioso no esté alterado por el miedo, ansiedad, angustia o algún otro malestar por el que podría sentir incapacidad, no ser digno de recibir amor o merecerlo.
La neurobiología interpersonal explica que, tener un sistema nervioso que se pueda regular permite tener una mejor interconexión y sentir más relación con el mundo; el cerebro necesita seguridad para desarrollarse, para así generar habilidades, para detectar el peligro, ponerse a salvo y encontrar espacios de seguridad.
Cuando el cerebro de un niño se siente en calma, la parte alta de éste es el que funciona, donde están las habilidades ejecutivas regulatorias, donde el nivel se vuelve abstracto y creativo; un niño en calma, generalmente es sociable, se interesa por los problemas de su comunidad, expresa afecto y brinda afecto a su familia, tiene mucha curiosidad.
La crianza positiva consiste en desarrollar un cerebro con estas características:
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