Dios siempre tiene un plan para todos, porque Él nos creó por amor y para que fuéramos felices; sin embargo, también es verdad que, por la libertad que tenemos, podemos elegir entre amar a Dios o rechazarle.

Quienes recibimos una vocación no es porque la merezcamos o por ser los mejores, así como nadie pidió nacer; son dones del amor de Dios. A veces ocurre que no somos fieles o tropezamos, y podemos sentirnos indignos de una vocación de parte de Dios, por eso quiero presentar a un amigo que es muy conocido: san Pablo.

Su nombre original es Saulo, y Dios quiso llamarlo no sólo como miembro del pueblo de Israel, sino a una gran misión: ser evangelizador de los paganos en los inicios de la Iglesia. Pero no todo es bondad y alegría, porque Saulo al inicio persiguió a los cristianos, fue testigo del asesinato del primer mártir; es más, reconoce su actuar en un discurso público cuando intentaron matarlo (Hch 22, 3-4).

Sin embargo, Saulo recibió el llamado de Dios a la conversión, se le apareció Jesús y lo eligió para ser un nuevo apóstol, y siempre fue consciente de su indignidad, como lo expresa en la 1ra. Carta a los Corintios: “yo soy el último de los Apóstoles, y ni siquiera merezco ser llamado Apóstol, ya que he perseguido a la Iglesia de Dios.”.

Por eso se cambió el nombre a Pablo, que significa el más pequeño, pero aun así se dedicó de por vida a anunciar el Evangelio, y ahora es uno de los grandes santos que la Iglesia tiene, porque gracias a su valentía y a dejarse llevar de la mano por Jesús, pudo lograr lo inimaginable ya que ese encuentro con Jesús cambió su vida y después ese amor de Jesús lo hizo un gran héroe de la fe y un misionero incansable.

Si tu sientes que no eres digno y tienes inquietud vocacional, no te preocupes, el Señor te invita siempre a que puedas elegirlo a Él, que puede cambiar tu vida y, a través de ti, podría también cambiar la vida de muchas personas, por eso no te desanimes y escucha la voz de Jesús que siempre te llama.

*Los artículos de la sección de opinión son responsabilidad de sus autores.

Pbro. Luis Rodrigo Rangel S.

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Pbro. Luis Rodrigo Rangel S.

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