Entre el 16 y el 20 de noviembre de 1616 fueron asesinados ocho jesuitas en el hoy estado de Durango en el marco de un levantamiento de los tepehuanes, que dejó cientos de muertos.
El 19 de noviembre, los padres Jerónimo de Moranta y Juan Fonte venían a san Ignacio del Zape, para la celebración de la llegada de la nueva imagen de la Virgen. Ya en las cercanías del lugar les sale al encuentro un grupo de indígenas, que los asesina.
Juan Fonte nació en 1574 en la Villa de Tarrasa, Cataluña. Estudió en el Seminario de Barcelona dirigido por los Jesuitas. Al inicio de la teología es admitido en la Compañía de Jesús y de 1593 a 1595 hace el noviciado en Zaragoza.
De 1595 a 1599 estudia teología en el colegio de los jesuitas en Belén, Barcelona. Y seis años después, ya ordenado sacerdote, es enviado a la Nueva España. A estas tierras viaja en compañía del padre Pedro Díaz, que era el provincial.
Al llegar se le destina a trabajar en la región tepehuana, para sustituir al padre Gerónimo Ramírez. Ya ahí, lo primero que hace es aprender el idioma hasta dominarlo.
El padre Pérez de Rivas dice que el padre Fonte “compuso Arte, Vocabulario y Catecismo en Tepehuán”, para el uso de los misioneros.
Como parte de su trabajo fundó las villas de: El Zape, Tenerapa, Santos Reyes, Atotonilco, Santa Cruz de Nazas y el Tizonazo. La última zona en la que misionó fue en el Valle de San Pablo.
En esta región de la Nueva España vivió y trabajó 16 años. Muchos de estos fue el superior de la Misión Tepehuana.
El historiador duranguense Atanasio G. Saravia dice que el padre: Enseñó a los indígenas a construir casas, a cultivar la tierra y promovió que dejaran la vida nómada.
En las cercanías de San Ingacio El Zape, el 19 de noviembre, es asesinado por los indígenas con macanas y flechas junto al padre Jerónimo de Moranta.
Cuando, las autoridades controlan la sublevación tepehuana se recuperan los cuerpos de cuatro de los jesuitas asesinados, los padres: Juan del Valle, Luis de Alavés, Gerónimo de Moranta y Juan Fonte.
Dice Saravia que los restos de estos cuatro jesuitas muertos en El Zape, dos en el pueblo y dos en sus inmediaciones, fueron llevados a Guadiana por el gobernador Gaspar de Alvear.
Este, dice el padre Alegre, los entregó en la hacienda de La Sauceda al rector del Colegio de la Compañía de Jesús en Durango. Al llegar a las inmediaciones de la ciudad fueron depositados en una carroza, para seguir con su traslado.
Los franciscanos del convento de San Francisco, continúa Saravia, solicitaron que en su iglesia se depositaran los cuerpos mientras se pasaban con honor al templo de los jesuitas el día de Santo Tomás de Aquino.
En esa ocasión los cuerpos los jesuitas, acompañados por la población y ciento cincuenta soldados, fueron llevados a hombros, cubiertos de telas y bordados, hasta la iglesia de la Compañía de Jesús. Terminada la misa se procedió al entierro, en un altar colateral al lado del Evangelio, dedicado a San Ignacio.
El jesuita Eusebio Francisco Kino, desde la Primería Alta, en la hoy Sonora, escribe en 1695: “El Padre Juan Fonte, superior de la misión Tepehuana, natural de Tarrasa de Barcelona, sucesor del Padre Jerónimo Ramírez, su primer fundador de estas misiones. Penetró más de 50 leguas de tierras nueva de gentiles, con la predicación evangélica de nuestra santa fe, cinco veces, a petición de sus hijos. Mudó su pueblo, para no desconsolarlos, y hacerles suave la ley de Dios. Después de 16 años de misiones muy apostólicas murió a flechazos y macanazos de los impíos Tepehuanes, media legua ante de llegar a San Ignacio del Zape”.
En la iglesia de este lugar se conserva un cuadro con su imagen que dice: “Pater Joanes Fonte, Barcelonensis occisus a barbarie Tepehuanis regui mexin¡cani anno Domini 1616, mense Novembri 19. Etatis suae 49”.
Twitter: @RubenAguilar
Rubén Aguilar Valenzuela es profesor universitario y analista político.
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