Cumplir años siempre, o así debería de ser, es un motivo para vivir un día especial y lleno de alegría; es el día en que festejamos la vida misma, la bendición de “ser” y “poder estar” compartiendo la existencia con otros, especialmente con quienes amamos.

El día del cumpleaños todos nos volvemos un poco niños, disfrutando las felicitaciones, los abrazos, “las mañanitas”, la velita del pastel, y todas las muestras de cariño y afecto de la familia y de quienes nos rodean. Es el día en que verdaderamente nos sentimos especiales.

Y ¿Cómo no sentirnos especiales? Si Dios desde la eternidad había planeado nuestra existencia: “Porque tu formaste mis entrañas, tú me tejiste en el seno de mi madre” (Salmo 139,13).

Entre los días llenos de prisas, de retos y dificultades, muchas veces grises y oscuros, porque también es difícil la época que nos ha tocado vivir; frecuentemente caemos en el desánimo, en el tedio, o en la postura comodina de convertirnos en simples observadores que se quejan, exigen o critican a los demás “por hacer o no hacer” en la familia, en la iglesia, en la comunidad y en la política.

Así que el aniversario de vida se convierte en otra gran oportunidad para reflexionar y asumir que, pequeño o grande, todos tenemos un papel protagónico y único que cumplir a través de nuestra existencia. “ya vieron tus ojos mis obras, siendo escritas todas en tu libro” nos dice el mismo Salmo.

La fecha de cumpleaños, y así deberíamos enseñarlo también a nuestros hijos desde pequeños, antes que recibir felicitaciones o regalos, es ocasión de reflexionar y agradecer a Dios el Don de la vida, reconocer y dar infinitas gracias a nuestros padres por su generosidad, porque dijeron sí al plan de Dios y asintieron con amor a nuestra existencia brindándonos un hogar. Es el día que podemos saborear sin prisas los lazos de amor de la familia, reconociendo que siempre “está” aunque no nos demos cuenta.

Y es el día de disfrutar el valor de la amistad. Sentir el corazón tan extendido que en él hay un lugar especial para cada amigo que a través del tiempo ha llegado para enriquecer nuestra existencia y hacernos mejores personas.

Cumplir años es la oportunidad de festejar a todos los que han rodeado y enriquecido  nuestra existencia.

Consuelo Mendoza García

Consuelo Mendoza es conferencista y la presidenta de la Alianza Iberoamericana de la Familia. Es la primera mujer que ha presidido la Unión Nacional de Padres de Familia, a nivel estatal en Jalisco (2001 – 2008) y después a nivel nacional (2009 – 2017). Estudió la licenciatura en Derecho en la UNAM, licenciatura en Ciencias de la Educación en el Instituto de Enlaces Educativos, maestría de Ciencias de la Educación en la Universidad de Santiago de Compostela España y maestría en Neurocognición y Aprendizaje en el Instituto de Enlaces Educativos.

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