Para responder a esta pregunta leamos primero el pasaje del Evangelio
En aquel tiempo, Jesús se hizo acompañar de Pedro, Santiago y Juan, y subió a un monte para hacer oración. Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se hicieron blancas y relampagueantes. De pronto aparecieron conversando con él dos personajes, rodeados de esplendor: eran Moisés y Elías. Y hablaban del éxodo que Jesús debía realizar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros estaban rendidos de sueño; pero, despertándose, vieron la gloria de Jesús y de los que estaban con él. Cuando éstos se retiraban, Pedro le dijo a Jesús: “Maestro, sería bueno que nos quedáramos aquí y que hiciéramos tres tiendas: una para ti, una para Moisés y otra para Elías”, sin saber lo que decía.
No había terminado de hablar, cuando se formó una nube que los cubrió; y ellos, al verse envueltos por la nube, se llenaron de miedo. De la nube salió una voz que decía: “Éste es mi Hijo, mi escogido; escúchenlo”. Cuando cesó la voz, se quedó Jesús solo. Los discípulos guardaron silencio y por entonces no dijeron a nadie nada de lo que habían visto.
Todos los años el primer domingo de Cuaresma es dedicado a leer el relato de las tentaciones del Señor en el desierto y el segundo domingo se lee, también cada año, el relato de la Transfiguración del Señor.
La narración de la Transfiguración del Señor está presente en los tres evangelios sinópticos y este año toca leer el relato que se encuentra en el evangelio de San Lucas. La ubicación de este acontecimiento es igual en todos los evangelios porque todos colocan la Transfiguración del Señor después del primer anuncio de la pasión del Señor y las condiciones para seguirlo.
Sin embargo, los evangelios de Marcos y Mateo nos narran que la Transfiguración sucedió a los seis días del primer anuncio.
En cambio San Lucas nos dice que pasaron “como ocho días”.
Los números ciertamente pueden ser usados en forma simbólica; por ejemplo, es muy evidente que San Juan usa el número seis en el sentido del día de la creación del hombre, porque en el libro del Génesis se nos narra que Dios creó al hombre al sexto día (Gn 1,26-31).
El número ocho, en cambio, hace referencia al octavo día que en el conteo cristiano de la semana corresponde al día de la Resurrección del Señor. Por tanto, la datación que nos ofrece este día san Lucas puede darnos a entender la relación que existe entre la Transfiguración del Señor y su Resurrección. Esto parece corroborarse por el hecho de que San Lucas nos dice que Jesús dialogaba con Moisés y Elías a propósito de aquello que estaba por suceder en Jerusalén, a saber, su Pasión, Muerte y Resurrección.
El ingreso al tiempo de Cuaresma no pretende hacernos sufrir porque sí, no se trata del ejercicio de la penitencia y ya. Se trata de caminar con el Señor Jesús hacia su Pascua, hacia la nueva alianza en su cuerpo y en su sangre.
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