La característica más sobresaliente del Evangelio de san Lucas que leemos este año radica en las frases que dice Jesús en el camino al Calvario y durante la crucifixión.

Veámoslas: Jesús se encuentra con las mujeres que lloraban, entonces les dijo: “Hijas de Jerusalén, no lloren ustedes por mí, lloren más bien por ustedes y por sus hijos. Porque llegarán días en que se dirá ‘dichosas las estériles, las entrañas que no engendraron y los pechos que no criaron’ entonces se pondrán a decir a los montes ‘caigan sobre nosotros y a las colinas sepúltenos’ porque si hacen esto con el leño verde, ¿Qué no se hará con el seco?” (Lc 23,28-31).

Nos importa mucho el contenido, ya que muestra cómo el Señor asume que muere y esto causa dolor a sus amigas; pero el más profundo sufrimiento, por lo que sí hay que llorar, será otra circunstancia, al grado de hacer sufrir más a las madres por la muerte de los jóvenes, y esto tiene que ver mucho con la guerra.

La metáfora que usa el Señor para referirse a sí mismo como el leño verde y a ellas como el leño seco, tiene que ver con la aptitud de la leña para ser quemada, el castigo en el juicio final es fuego. Entonces el leño verde representa a Jesús, hombre justo. En cambio, mucha gente pecadora, estaría lista, como la leña seca, para ser juzgada y castigada.

Cuando el Señor está en el suplicio encontramos frases inesperadamente positivas, veámoslas: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lc 23,34), la súplica de perdón para los verdugos se convirtió en un ejemplo para los cristianos al afrontar también ellos la muerte, como lo vemos en la lapidación de Esteban (Hch 7,60). “Señor, no les tomes en cuenta este pecado”. Como respuesta a la súplica de uno de los hombres condenados con Jesús, este respondió: “yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lc 23,43), la conciencia de la inminencia de la muerte le procura al hombre arrepentido un horizonte totalmente salvífico.

El ladrón reconocía que estaba siendo ejecutado con la pena de muerte por justas razones, pero al implorar el recuerdo de Jesús cuando estuviera en su Reino, no recibe reprimenda o promesa de tiempos de purificación sino la participación aquel mismo día de la gloria eterna. La última frase: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” nuevamente se convierte en modelo de la consumación cristiana. Así también concluyó Esteban su martirio

Mons. Salvador Martínez

Entradas recientes

Canta con el Papa! La iniciativa del Vaticano para aprender los cantos litúrgicos en línea

El padre Robert Mehlhart, presidente del Pontificio Instituto de Música Sacra (PIMS), ha lanzado una…

5 horas hace

Construyen capilla en un centro de detención para que las jóvenes presas oren y reflexionen

La Arquidiócesis de México y autoridades penitenciarias de la CDMX construyeron una Capilla en un…

5 horas hace

Tener hijos pequeños no es pretexto para dejar de ir a Misa

Tener niños pequeños no es pretexto para no ir a Misa, por el contrario que…

6 horas hace

¿Cuál es la leyenda del Cristo Negro de Salamanca?

El Cristo Negro de Salamanca o el Señor del Hospital, ha sido un símbolo de…

6 horas hace

¿Cómo hacer que tus hijos se porten bien en Misa? Los 8 consejos de un sacerdote

El padre Antúnez, director de Pastoral Infantil de la Arquidiócesis de México, comparte 8 consejos…

8 horas hace

Escuelas religiosas: ¿Cuáles son las congregaciones dedicadas a la educación?

En México, la educación católica ha tenido una influencia importante a lo largo de toda…

8 horas hace

Esta web usa cookies.