Lectura del santo Evangelio según San Marcos (9, 30-37)
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos.
Les decía: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará”.
Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle.
Llegaron a Cafarnaún y, una vez en casa, les preguntó: “¿De qué discutíais por el camino?”.
Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante.
Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: “Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos”.
Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: “El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado”.
Palabra del Señor.
Este vigésimo quinto domingo del tiempo ordinario leemos el pasaje que nos narra el segundo anuncio de la pasión de Nuestro Señor.
Como ya sucedió en el primer anuncio, la reacción de los discípulos demuestra que no comprendían del todo aquello que decía. La incomprensión se muestra en que una vez escuchado el anuncio ellos se pusieron a discutir “¿Quién de ellos era el más importante?”.
Un aspecto que san Marcos usa es la disposición de lugares, el anuncio ocurre en el camino, la confrontación a los discípulos sucede una vez llegados a casa en Cafarnaum. ¿Qué significa estar en el camino?
En el inicio del evangelio de san Marcos hay una progresión de lugares, Jesús inicia su predicación en la sinagoga (cfr. Mc 1,21) donde también expulsa un demonio; continúa en la casa de Simón (cfr. Mc 1,29); pasa por la plaza del pueblo (cfr. Mc 1,32) y llega hasta el camino fuera del pueblo donde sana a un leproso (cfr. Mc 1,40).
En esa serie de eventos el sentido es expansivo, el evangelio del Reino no podía quedarse en la sinagoga, la casa, la plaza sino que llega a muchos lugares más, incluyendo los caminos donde era posible encontrarse con los más excluidos, los enfermos de lepra. En cambio el pasaje de hoy sigue el proceso contrario, inicia en el camino y continúa en la casa.
El evangelista nos da una razón, quería un tiempo de privacidad con los suyos. ¿En casa de quién se quedaba en Cafarnaum? El evangelio de San Mateo nos dice que Jesús al iniciar su ministerio mesiánico se mudó de Nazareth a Cafarnaum (cfr Mt 4,12-13).
Entonces, “una vez en casa” puede referirse a una casa alquilada por Jesús en Cafarnaum o bien a la casa de alguno de los otros discípulos donde solía quedarse mientras iba de camino de un lugar a otro.
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