Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por la fiesta de la Pascua.
Cuando cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.
Estos, creyendo que estaba en la caravana, anduvieron el camino de un día y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén buscándolo.
Y sucedió que, a los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
“Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y yo te buscábamos angustiados”.
Él les contestó:
“¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?”.
Pero ellos no comprendieron lo que les dijo.
Él bajó con ellos y fue a Nazaret y estaba sujeto a ellos.
Su madre conservaba todo esto en su corazón.
Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.
Palabra del Señor.
La familia fundamental para el desarrollo de las personas
Hoy domingo, dentro de la octava de la Navidad, celebramos la Fiesta de la Sagrada Familia. El texto de San Lucas nos narra una escena familiar de Jesús a sus doce años, cómo pretendió quedarse en el Templo, la casa de su Padre, y sus papás volvieron por él y lo llevaron de regreso a Nazareth donde vivió con ellos hasta que inició su ministerio.
Según el evangelio de san Lucas (Lc 3,31) Jesús tenía en torno a treinta años de edad cuando inició su ministerio. Con estos datos podemos concluir que Jesucristo vivió en el seno familiar más del ochenta por ciento de su vida ¿Esto era normal? De acuerdo a lo que nos dice el libro del Génesis (Gn 2,24), “por esto el hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer…” lo normal es que al contraer matrimonio los hombres dejaran la casa paterna.
Por otra parte, al parecer San José había ya fallecido cuando Nuestro Señor inició su ministerio, por lo cual, Jesús debía ejercer la función de rescatador de su madre viuda, en cumplimiento del cuarto mandamiento del decálogo (cfr. Ex 20,12). También la tradición sapiencial del Antiguo Testamento reconoce que la sabiduría de los jóvenes proviene de saber escuchar los consejos y amonestaciones que vienen tanto del padre como de la madre propios (cfr. Prov. 1,8-9).
Al encarnarse Nuestro Señor Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre siguió el camino de todo ser humano para crecer y adquirir estatura física tanto como sabiduría y gracia ante Dios y los hombres. De allí que la comunidad cristiana, junto con muchísimas tradiciones culturales no cristianas consideraran a la familia como el núcleo fundamental para el desarrollo de las personas.
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