En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Aún tengo muchas cosas que decirles, pero todavía no las pueden comprender. Pero cuando venga el Espíritu de la verdad, él los irá guiando hasta la verdad plena, porque no hablará por su cuenta, sino que dirá lo que haya oído y les anunciará las cosas que van a suceder. El me glorificará, porque primero recibirá de mí lo que les vaya comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho que tomará de lo mío y se lo comunicará a ustedes”. (Jn 16, 12-15).
La Santísima Trinidad
Hoy nos preguntaremos por qué después de Pentecostés se celebran varias fiestas relacionadas con Dios y en particular con Nuestro Señor Jesucristo.
El tiempo en que celebramos la Resurrección del Señor se llama Tiempo de Pascua y duró cincuenta días. El último día corresponde al domingo de Pentecostés, que de hecho significa cincuenta días.
En la fiesta de Pentecostés nosotros celebramos la efusión del Espíritu Santo de parte de Dios para que, como nos lo comunica el discurso de Jesús, “Él nos guíe a la verdad completa”.
Después del Domingo de Pentecostés están situadas varias celebraciones de fiestas y solemnidades que nos permiten profundizar algunas características de nuestra fe. Por ejemplo, celebramos el jueves posterior a Pentecostés la Fiesta de Jesús Sumo y Eterno Sacerdote, en esta fiesta profundizamos el sentido en que reconocemos a Jesús como sacerdote y los alcances de su servicio sacerdotal.
Este domingo, que es el inmediato posterior a Pentecostés, celebramos la Solemnidad de la Santísima Trinidad que significa nuestra fe en un sólo Dios en tres personas El jueves próximo celebraremos la fiesta de la Sangre y el Cuerpo de Cristo, en la cual profundizamos sobre nuestra fe en la presencia de Jesús en el sacramento de la Eucaristía.
Más adelante vendrá la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús y otras. Lo importante es darnos cuenta de que esta serie de celebraciones posteriores a Pentecostés son el cumplimiento de las palabras del Señor Jesús, “el Espíritu que les daré los llevará a la verdad completa”.
Llevar a la comunidad cristiana a la verdad completa no fue una tarea inmediata, no se trató de un acto mágico por el que el Espíritu Santo haya infundido verdades y fórmulas teológicas perfectas en las mentes de los discípulos de Jesús.
Más bien, esta labor ha tomado, como es natural en la mente humana, un camino de varios siglos en los cuales la comunidad cristiana fue madurando y afinando las expresiones de fe. Tal vez una de las expresiones más difíciles de alcanzar es la que consideramos el día de hoy.
Para muchos judíos, los cristianos somos politeístas, porque decimos que Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo.
La formulación de que creemos en un sólo Dios en tres personas, fue hecha a inicios del siglo cuarto de nuestra era, pero consideramos con toda certeza que así debe expresarse la revelación que recibimos de Jesús Nuestro Señor.
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