Estudios de campo en distintos países muestran con claridad la influencia que tienen las iglesias evangélicas y sus pastores en la decisión del voto de los fieles en las elecciones.
Los pastores señalan en su prédica, de manera abierta, por quien se debe votar y más del 80 por ciento de los fieles siguen esa orientación.
En algunos países por la importancia que tienen las iglesias evangélicas estas ejercen una influencia decisiva en el resultado electoral.
Hay estudios sobre el comportamiento del voto evangélico en las elecciones de Estados Unidos y Brasil de manera particular como influyeron en el triunfo de Donald Trump y Jaír Bolsonaro.
En México las iglesias evangélicas no tienen todavía el peso del que gozan en esos países, pero ahora en ciertos estados, sobre todo del sureste, sí se puede comparar esta influencia.
Por el candidato López Obrador, la gran mayoría de los pastores de las iglesias evangélicas pidieron que se votara por él. Más del 80 por ciento así lo hizo.
Ahora todavía no es claro la orientación que darán los pastores en la elección presidencial de 2024. Para ellos que el candidato o candidata sea creyente es fundamental.
Contra lo que se dice en algunos círculos académicos y políticos, cada vez menos, los sacerdotes en su predicación no piden de manera abierta el voto en contra o a favor de alguien en lo particular.
Así debe ser en cumplimiento de la ley en un Estado laico, pero también, sobre todo, por la vocación original de la Iglesia y los sacerdotes. Su misión es formar y no adoctrinar.
La Iglesia y los sacerdotes deben, a la luz del Evangelio, impulsar la libertad de los creyentes y la toma de decisiones informadas y conscientes, pero nunca decidir por ellos.
En la elección de 2024, donde participan 280 000 candidatos, que disputan 20 270 puestos de elección popular, la Iglesia y los sacerdotes deben invitar a la participación en el ejercicio de la responsabilidad ciudadana.
Deben también animar a sus fieles, a los ciudadanos, a informarse y tomar sus propias decisiones de manera consciente y responsable. Nunca, como si los hacen las iglesias y los pastores evangélicos, pedir el voto por alguien.
En una sociedad polarizada como el México de hoy, la Iglesia y los sacerdotes deben invitar, desde el Evangelio, a la tolerancia, a la celebración de la diversidad y a la fraternidad.
Las campañas electorales son especio que alimentan la disputa, la confrontación y la polarización, se requieren voces, como la Iglesia, que llamen siempre a la paz y la concordia.
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