La Iglesia tiene una gran responsabilidad social y dentro de ella se encuentra su misión de educar a sus fieles en el campo de la fe, pero también en el de sus responsabilidades cívicas.
El creyente es un uno más de los ciudadanos que integran la comunidad y a ella se debe. Su visión de la realidad social, iluminada por el Evangelio, lo deberían motivar a un mayor compromiso comunitario.
La Iglesia, está en en el centro de su misión, debe educar a sus fieles en la responsabilidad social y en el compromiso de construir un mundo cada vez más justo y digno para todos.
Vivir la fe no se agota en el cumplimiento de ciertas normas y rituales, en el marco de una religiosidad pietista, sino exige que el Evangelio, el mensaje de Jesús, se haga realidad todos los días.
El católico debe comprometerse con su realidad, en la conciencia de que es, como lo decía Aristóteles, “un animal político”. Todas y todos lo somos. No hay excepciones.
Ningún católico puede renunciar a su condición de político, que lo es por ser persona que vive en comunidad, lo cual no implica ser simpatizante o militante de un partido. Eso es otra cosa. Nadie está obligado a la política partidista.
En algunos países votar es una obligación y se castiga de diversas maneras si no se cumple con esa ley. En otros países, como el nuestro, votar es un derecho que se puede o no ejercer.
La Iglesia, se trate de una obligación o el ejercicio de un derecho, debe, como educadora, impulsar el compromiso ciudadano de sus fieles de participar en las elecciones.
En México la participación electoral es muy reducida si se le compara con sociedades donde el voto es obligatorio. Votar queda solo a la conciencia cívica del ciudadano.
La Iglesia en todos los procesos electorales debe actuar como la educadora que invita a sus fieles a comprometerse en la vida política de la comunidad y animarlos a participar en las elecciones.
Ante la situación de polarización social que ahora está presente en el país, de la que no escapan los católicos, la Iglesia no debe tomar partido, pero sí invitar al diálogo y a la decisión razonada.
La Iglesia al motivar a los católicos, a la ciudadanía toda, a ejercer su derecho a votar, ejercer su misión de educadora, responsabilidad que no puede evadir.
Al país le urge que sus ciudadanas y ciudadanos tomen un papel más activo en el ámbito de las decisiones políticas hoy concentradas solo en los políticos profesionales.
Desde ahora, la Iglesia, a través de sus múltiple espacio de contacto con los fieles y con la opinión pública, debería iniciar una campaña de promoción de la participación ciudadana en la elección del 2 de junio de 2024.
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Twitter es @RubenAguilar
Facebook: RubenAguilarV
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