Alberto Quiroga
Siendo niño, iba por la calle con uno de mis hermanos mayores, cuando nos encontramos a un conocido suyo. Después de los saludos, comenzó a preguntarle a mi hermano detalles actualizados de su vida, que si seguía yendo a la escuela, que si aún jugaba en tal deportivo y un largo etcétera. Al final, quedó muy formal de retomar la amistad, prometiendo irlo a visitarlo el siguiente sábado.
Ya solos, le hice el comentario a mi hermano que ese día tendríamos una reunión familiar, así que no iba a poder atender a su amigo, pero me tranquilizó diciéndome: No te preocupes, no va a ir, él siempre habla por hablar.
Hace unos días, escuché una charla entre una madre y su hijo. Ella prometía que ya se iba a portar bien, que ya no iba a tomar alcohol (algo grave debía haber pasado entre ellos y por eso la petición de disculpas) pero el niño soltó una dura frase: Ya no te creo, siempre dices lo mismo.
Estos son solamente dos ejemplos de la forma tan rápida en la que nos justificamos en la mentira, a evadir las responsabilidades con promesas que sabemos que no vamos a cumplir, pero aun así las hacemos.
El fin de año se presta para hacer promesas de cambio que tal vez no pasen de simples ocurrencias a menos que realmente nos propongamos cambiar.
Antes de hacerle una promesa a Dios, o a tus seres queridos, párate solo frente a un espejo, y viéndote a los ojos, prométete a ti mismo lo que vas a cambiar. Si no te crees, significa que te falta un verdadero compromiso por cambiar. Trabaja en ello.
*Los artículos de la sección de opinión son responsabilidad de sus autores.
Casa de David es una serie basada en los hechos relatados en el Antiguo Testamento…
El 31 de agosto, los adultos mayores serán protagonistas del Jubileo en la Basílica de…
Estos son algunos consejos que el Papa Francisco ha hecho a los políticos en distintos…
Tras el estreno de un documental que aborda los abusos cometidos por Marcial Maciel, los…
La Iglesia tiene un capital social difícilmente igualado por otras instituciones que le posibilita operar…
Iniciemos este ciclo escolar poniendo en las manos de Dios las necesidades de las familias.
Esta web usa cookies.