“Oh, amado y santo amado, ¡San Benito Abad! / ¡Necesito los ampares (a las y los niños) con dedicados cuidados / indefensos seres son / tú puedes contra el demonio y los malos procederes, guíalos por el camino de tu estrella Celestial! Que nadie les haga daño / Oh, Benito Inmaculado / ¡Cúbrelos de todo mal!”.
Como comunidad, con esta oración podemos pedir a San Benito, protector de los hogares y de las niñas y niños, que les proteja y cuide, porque hoy en día son víctimas de maltrato, explotación y abusos sexuales, acciones perpetuadas, en el 72% de los casos de abuso infantil, por mano de familiares y dentro del hogar.
Elizabeth, a sus 9 años, sufría en silencio las agresiones de un primo 7 años mayor que ella. Tenía miedo de revelarlo a su familia porque no le iban a creer o se iban a pelear con sus tíos.
El temor a que no les crean o las amenazas del agresor obligan a las víctimas de abuso sexual a mantener el silencio.
Según reportes del Consejo Ciudadano, ellas pueden tardar hasta 50 años en revelar su desgarrador secreto. Así, los menores –y luego adultos– guardan para sí miedo, vergüenza, dolor y trauma.
Nuestros niñas y niños merecen disfrutar de espacios seguros. En el mundo, la Organización Mundial para la Salud asegura que uno de cada cinco sufre abuso sexual antes de cumplir los 17 años, y en México, según cifras del reporte “Créeles, siempre dicen la verdad” del Consejo Ciudadano, el 90% de los casos ocurre contra niñas.
El Papa Francisco ha dado varios discursos con respecto al tema, en los que condena “estos crímenes abominables, detrás de los cuales se esconde la mano del mal, que no perdona ni siquiera la inocencia de los niños”.
Este mes de celebrar a la infancia, desde la comunidad podemos hacerlo acompañándolos en todo momento, que sepan que no están solas ni solos. Como en el caso de Elizabeth, quien decidió romper el silencio y relatar a su madre la agresión que padecía; ahora recibe atención de especialistas del Consejo Ciudadano.
Es tarea de madres y padres, familiares, educadores, comunidad y feligreses hacer eco de ese grito silenciado de las niñas, niños y adolescentes. Mantengámonos alertas sobre algún cambio de comportamiento, démosles cobijo cuando lo requieran, escuchémosles a conciencia y creamos en ellos.
Si requieren contención emocional o asesoría jurídica, pueden llamar a la Línea de Seguridad o escribir al Chat de Confianza (55 5533 5533) sin costo, totalmente confidencial y a cualquier hora del día.
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