Hace unos 50 años, muchos hogares guardaban la calma total durante Semana Santa. Era un tiempo de guardar y rezar, con la radio y la televisión apagadas, sin conversar, un momento de enfrentarse a uno mismo, a sus pensamientos y culpas. Era el silencio, hasta la resurrección.
Previo a la pandemia, muchas familias cambiaron la dinámica y convirtieron este periodo en sinónimo de “vacaciones”. Es momento de volver a la reflexión, de liberarnos de nuestras tentaciones, mantener convivencia sana y común en casa y resurgir hacia una mejor actitud.
Tomemos el ejemplo de María Magdalena, una mujer que de alguna manera estuvo atrapada por siete demonios, y finalmente fue liberada por Jesús. Ella, desde entonces, lo acompañó hasta la tumba y acompañó su cuerpo hasta que resucitara.
La contingencia sanitaria ha servido, de alguna manera, para que rechacemos nuestros propias ataduras: las ideas de corromper el autocuidado y de salir. Nos ha hecho regresar a estar en más contacto con nuestro espíritu. Así, aunque tengamos que optar por un confinamiento físico, podemos dejar del encierro mental, escucharnos y escuchar a quienes viven con nosotros.
Si pudiéramos decirlo en una frase, usemos estos siete días como un periodo de recogimiento y no de simple divertimento sin responsabilidad. Esta vez no desde una mirada moral, necesariamente, sino por nuestra salud y la de los demás.
Desde la tradición eclesiástica se recomienda, por ejemplo, estar en contacto con las actividades que antes haríamos en las iglesias y ahora podemos hacerlas desde nuestro propio templo: la casa.
Podemos estar al pendiente de las misas virtuales, el Viacrucis en Iztapalapa que será transmitido en línea, incluso, hacer nuestras propias palmas, recordar la última cena y orar.
Si por otro lado, buscamos también el entretenimiento responsable, podemos hacer actividades que nos unan como familia. Una sesión para hablar de cómo nos sentimos, preparar alimentos que a todos nos gusten, ver películas que podamos discutir en conjunto, juegos de mesa, cantar, descansar. También podemos sanar todos los males que dañan nuestros adentros, así como Jesús liberó a María Magdalena.
Si nos necesitas. Llámanos a la Línea de Seguridad y al Chat de Confianza 55 5533-5533, es gratuita, 24/7. También estamos para escucharte y darte atención psicológica a distancia cuando no puedas aliviar tu interior.
Recordemos que Semana Santa no son vacaciones y menos en esta pandemia. Usemos esta época para guardarnos, acompañar a la familia y curar nuestra salud mental. Quedémonos en casa, y resurjamos de este periodo con mucha mayor paz y salud.
*Salvador Guerrero Chiprés (@guerrerochipres) es Presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México.
Los textos de nuestra sección de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la fe.
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