Las mayores responsabilidades empiezan con nosotros mismos y se expanden hacia la casa y la familia. El cambio de semáforo en la Ciudad de México le está abriendo camino al flujo económico porque la gente sigue las reglas de autocuidado, las cuales ayudan a la protección de nuestra comunidad y dan sus primeros pasos al interior del hogar.
Es indispensable recordar que el cambio de color no significa que podamos bajar la guardia. La pandemia no ha terminado: cada uno de nosotros tiene la capacidad de evitar que se revierta la ocupación hospitalaria, la cual hoy alcanza al 60 por ciento.
Dicha ocupación se ha reducido, lenta y paulatinamente, pero lo suficiente para que algunos negocios abran poco a poco sus puertas, durante las últimas dos semanas, según dio a conocer en días recientes la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum.
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No olvidemos que la Jefa del Ejecutivo local también subrayó que, si la tendencia hospitalaria resurge en días consecuentes, el semáforo retrocederá y las actividades, que ya están en su incipiente reintegración, deberán cerrar.
Pero, ¿qué significa bajar la guardia? No es sólo no cumplir con las recomendaciones básicas que han dado las autoridades desde el principio de la pandemia: lavarse las manos continuamente, usar cubrebocas y careta, mantener la sana distancia; bajar la guardia también es abandonar a las personas más vulnerables frente a la COVID-19: niños y personas de la tercera edad, enfermos de diabetes o con comorbilidades, y mujeres embarazadas. Ellos, los grupos de riesgo, son quienes más nos necesitan; con el cuidado individual, también los resguardamos a ellos.
No bajar la guardia es un compromiso moral asumible por todos. En este tiempo, la compasión es más necesaria que nunca; no hay lugar para las ideas egoístas, no hay lugar para el olvido de nuestro papel como engranes que permiten el funcionamiento social.
Estamos dando pequeños pasos para volver al mundo como individuos más solidarios, y nuestra responsabilidad está más allá del autocuidado y el compromiso con los otros. Nuestra responsabilidad mayor es nuestra capacidad de sembrar la esperanza, de mantener la frente en alto para volver como mejores ciudadanos y mejores seres humanos.
*Salvador Guerrero Chiprés (@guerrerochipres) es Presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México.
Los textos de nuestra sección de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la fe.
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