La hermenéutica es una rama de la filosofía que enseña a interpretar textos. Interpretar es comprender. Lo hacemos a cada instante, porque existimos en el mundo entendiendo, dándonos cuenta de nuestra situación y de nuestras acciones. Los textos pueden ser escritos, hablados, actuados, inclusive las obras de arte o de la naturaleza son susceptibles de ser vistos como textos. Y nosotros los interpretamos, captamos su significado.
Donde más se necesita la interpretación es en los textos acerca de las culturas, porque para dialogar con otra cultura tenemos que hacer una especie de traducción, no solamente de la lengua, sino también de las costumbres. Cuando nos acercamos a una cultura muy diferente de la nuestra, al principio varias de sus acciones y actitudes nos parecen desconocidas, incomprensibles. Tenemos que traducirlas a nuestra comprensión.
Un elemento central en cada cultura son sus símbolos. Estos son signos llenos de significado, porque están cargados de afecto. Por ejemplo, las imágenes religiosas, los ritos, los mitos, la poesía, inclusive los escudos o banderas de una nación, son símbolos, y para ellos se exige respeto. Y tienen que interpretarse porque poseen varios o muchos significados y conviene que comprendamos cuáles son los más importantes, pues de otro modo no alcanzaremos a entender la cultura que nos interesa. Para eso necesitamos la hermenéutica.
Pero no conviene una hermenéutica cualquiera, pues las hay unívocas, equívocas y analógicas. Una hermenéutica unívoca es cerrada, tratará de imponer al símbolo cultural un solo significado, pero desde la propia cultura. Una hermenéutica equívoca dará al símbolo significados completamente incoherentes, pues aquí todo vale. En cambio, una hermenéutica analógica dejará que el símbolo se muestre, lo más abiertamente que se pueda, pero con la exigencia de rigor o seriedad que da el estudio, la investigación acuciosa.
Y en el caso de la Iglesia, la hermenéutica es importante porque al ser una institución misionera, se acerca a culturas muy diferentes a las que necesita interpretar para llevarles el mensaje evangélico. No puede llegar imponiendo todo, con una hermenéutica unívoca. Tampoco dejando que todo valga, con una hermenéutica equívoca, pues eso destruye la identidad del evangelio. Lo oportuno es una hermenéutica analógica que trate de entender esa cultura distinta y gracias a eso entregarle de la mejor manera el mensaje evangélico.
Por ello, la hermenéutica cultural como hermenéutica analógica, no unívoca ni equívoca, es importante para que la Iglesia cuente con elementos para interpretar y respetar las distintas culturas. Esto le permitirá preparar un diálogo intercultural, como lo es el diálogo interreligioso, para poder entregar su mensaje.
Académico investigador del Instituto Intercontinental de Misionología de la Universidad Intercontinental (UIC)
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