Durante la semana escuché un programa en el que se explicaba el fenómeno de la aprobación del aborto en Argentina. Cabe resaltar que sólo se dio voz, de manera tendenciosa, a dos argentinos que narraban, desde su punto de vista, “la gran victoria”.
Todo el discurso era conocido: “llevamos años impulsando el derecho de las mujeres a decidir”, “era inevitable que esto pasara”, “es ley”, etc. Hasta que escuché algo que me dejó confundida, como si mi comprensión de la realidad distara mucho de los comentarios del invitado del programa.
La pregunta que le hace el conductor y que, dentro de todo, es una pregunta lógica para conocer la historia completa detrás de este suceso tan desafortunado: “¿Y cómo reaccionó la Iglesia Católica, los fieles en especial?”
Yo esperaba escuchar algo así como que los católicos se habían manifestado en contra de la ley, mostrando resistencia, pero no fue así, el comentarista, con toda la seguridad del mundo, dijo algo así: “No pasó nada, el pueblo creyente sabe que este es un derecho personal, un derecho opcional. El Estado argentino tiene hoy a la Iglesia colaborando en los temas económicos y sociales”.
Me quedé confundida, ‘¿habré escuchado mal?’ La Iglesia Católica, sus fieles, ¿estaban de acuerdo con el derecho al aborto? ¿Y quiénes son entonces todos los que se manifestaron en contra cuando se estaba decidiendo la cuestión? ¿Serán nuestros hermanos separados los que dieron la batalla? ¿Se referirá a aquellos bautizados que no practican la fe?
Aquí necesitaríamos hacer una análisis exhaustivo para entender la respuesta. Sin embargo, con la experiencia que tengo como activista provida y rebotando comentarios con otros expertos que vieron el programa, te puedo decir que estamos enfrentando un proceso real en donde se esta preparando el terreno para la aprobación del aborto en México.
Y una de las principales estrategias, no sólo es el debilitamiento de la Iglesia Católica como institución fuerte de nuestro país, sino que la alinean junto con estas propuestas de muerte para hacerla ver, incluso, como si coincidiera con estos esfuerzos.
Que no te extrañe escuchar este tipo de comentarios. Pero recuerda que la Iglesia Católica jamás podrá apoyar el aborto ni ninguna práctica que atente contra la dignidad de la persona. La Iglesia no es de medias tintas, ni se queda callada ante cualquier asunto, público o privado, que viole los derechos humanos y sobre todo cuando se trata de leyes que impactarán la vida de cientos de miles de personas.
Los medios de comunicación no juegan a nuestro favor y se empeñan en hacer que el aborto sea bien visto desde cualquier perspectiva. Hoy más que nunca tenemos que denunciar las mentiras y mostrar la fuerza del movimiento provida, que sin duda está creciendo de manera significativa para hacer frente a todo lo que venga.
*Alison González es vocera de la organización Pasos por la Vida.
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