Recibí la noticia.  Y todo se trastocó.  Yo estaba absorto, gozando la calidez del mensaje guadalupano y, en particular, escuchando historias personales de mis compañeros.  De inmediato, lo dejé todo para atender la conmoción emocional que se había provocado en el seno de la familia que me acababa de informar sobre esta novedad.

Así, el miércoles 22 de julio de 2020, abandoné la segunda sesión del taller en línea sobre La Mirada amorosa de María de Guadalupe, impartido por el Mtro. César Lozano Vázquez (amigo de solera y doctorando en desarrollo humano) en la innovadora plataforma de la Editorial PPC en México (digna de aplauso) titulada “Raíces, Caminos, Posibilidades” (https://mx.ppc-editorial.com/rcp).

Posteriormente, me incorporé en la tercera sesión y hasta la última (son cinco), calibrando cómo Dios interviene en nuestra historia cotidiana y cómo nuestra vida emocional es acompañada por la ternura y el cariño de quien dice que “tiene el honor de ser Nuestra Madre”.  Nunca antes este mensaje había sido más oportuno que en esta pandemia global.

En medio del sobresalto causado por el contagio de mi amigo Ulises, las facetas del llamado “acontecimiento guadalupano” sobrepasaron mis expectativas. No se trataba de dilucidar la historicidad de las apariciones, ni de analizar el testimonio literario posterior (Nican Mopohua, “Aquí se narra”), ni el fenómeno sociológico a que ha dado origen. Se trataba de experimentar en carne viva aquellas actitudes que transforman la angustia y el corazón de hielo en mansa agua que fluye, “aunque es de noche”.

Quienes participamos en este taller hemos quedado marcados por una experiencia inolvidable pues experimentamos una ternura y un cariño singular y, así, fuimos fortalecidos con un poder interior incomparable.

Al compartir en tiempo real lo que nos estaba pasando, hemos amalgamado incertidumbres y alegrías comunes: la interacción Online entre jóvenes, padres y madres de familia, docentes, catequistas, religiosas y sacerdotes, se ha convertido en un impulso para la reactivación pastoral en la nueva normalidad a que nos está llevando esta pandemia.  Y vaya que es completamente inédita, como nuevo es, cada vez, ¡el amor!

Después de tantas incertidumbres, el día 27 de agosto, exultamos de gozo con Santa María de Guadalupe pues en la segunda prueba PCR, ¡Ulises ha vuelto a salir negativo!

 

P. Javier Prado

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