A un indígena tsotsil, que acudía a todos los mítines de los candidatos a puestos públicos, fueran del partido que fueran, le pregunté por qué lo hacía, pues no le importaban los candidatos y, en el día de las elecciones, no votaba. Esta fue su respuesta: “Yo voy, para ver qué me dan”. Como se regalan cosas a los asistentes a los mítines, lo que le interesaba era lo que le obsequiaran, no otra cosa. Todavía hay quienes, con regalos, quieren convencer a los electores. O aprovechan para sus intereses electorales los apoyos y los programas oficiales, que no salen de los bolsillos de los gobernantes, sino de nuestros impuestos.
He sabido de mítines y reuniones de candidatos con grupos de los pueblos y colonias, o con quienes acuden a su convocatoria, y muchos van para escuchar promesas, pensando apoyar con su voto a quien ofrezca lo que a ellos interesa. Otros votan por quien les ha prometido un puesto de trabajo en su equipo, si triunfan; unos más, sólo se fijan en el color del partido, sin tomar en cuenta su plataforma y, sobre todo, el desempeño de quienes legislan o gobiernan representando ese color.
Los obispos y sacerdotes emitimos oportunas orientaciones, sin inclinarnos por un candidato o un partido, sólo ofreciendo algunos criterios de ética política; sin embargo, muchos ni caso nos hacen. No votan por criterios éticos, sino por conveniencias materiales.
Los miembros de la Conferencia del Episcopado Mexicano expresamos lo siguiente en un documento alusivo a este momento electoral:
1. “Al momento de votar es preciso buscar el bien posible, es decir, hay que discernir qué partido o candidato realiza el bien común en las circunstancias concretas. Muy frecuentemente el bien posible no es el “ideal”; sin embargo, es preciso procurar hacer el bien aun cuando éste sea modesto o limitado, evitando, a toda costa, basar la elección en el “mal menor”, ya que el mal, moralmente no puede ser elegido nunca ni como fin ni como medio.
2. Es necesario ilustrar nuestra conciencia con la información disponible sobre las propuestas, programas y valores de los diversos candidatos, partidos y agrupaciones políticas; asimismo, interesarse sobre su capacidad de atender las necesidades de México con honorabilidad, congruencia y sentido humano.
3. Una conciencia rectamente formada es capaz de iluminar las decisiones concretas para promover la dignidad de la persona humana, la defensa de la vida (de todas las vidas) desde la concepción y hasta la muerte natural, el matrimonio y la familia como núcleos fundamentales del bienestar social, la atención a las múltiples regiones que se ven amenazadas por el yugo del crimen organizado, la plena vigencia del derecho humano a la libertad religiosa, la auténtica democracia, la opción preferencial por los más pobres y el compromiso activo por el cuidado del medio ambiente. Hoy, más que nunca, el bien común reclama más acciones que discursos.
4. Si hemos avanzado en la cultura democrática debemos extirpar actitudes como la apatía y la indiferencia, así como evitar que cualquier persona o agrupación busquen manipular a los ciudadanos en el ejercicio de su voto a través de la presión, las dádivas o los chantajes. Entre más libertad exista para elegir, más capacidad tendremos al momento de exigir”.
Los obispos de los Estados de Morelos y México manifestaron por su parte: “Es necesario que nuestro voto sea libre, razonado y responsable, sin perder de vista que hemos de emitirIo conforme a nuestros principios y valores, cuidando que el candidato comparta estos mismos principios y valores, y esté dispuesto a sostenerlos en el ejercicio de su cargo público. Amemos y defendamos la vida, la justicia, el orden, el matrimonio, la libertad de creencia, el derecho de los padres a educar a sus hijos, y cuidemos para que, quienes han de ser electos para los cargos públicos, respeten y custodien de manera coherente a lo largo de su legítima gestión estos principios y valores no negociables, necesarios para nuestra coexistencia pacífica, pues la democracia no sólo se ejerce en el momento de emitir el voto, sino que es una actitud y un estilo de vida permanente.
Exhortamos a toda la ciudadanía a ejercer su derecho y obligación de votar por los candidatos a diputados y presidentes municipales. Les pedimos que se informen acerca de la calidad de cada uno de ellos, su capacidad para ejercer un servicio de esta índole, sus propuestas de trabajo en orden al bien de todos en nuestras comunidades, y las plataformas políticas de los partidos que los han postulado”.
En concreto, a la hora de votar, piensa: ¿Estás de acuerdo con el aborto? Discierne qué partido y qué diputados lo promueven. ¿Estás de acuerdo con la familia como Dios la formó? Analiza quiénes van por otro camino. ¿Estás de acuerdo con que tú, como padre de familia, no puedas decidir en la educación de tus hijos? Fíjate quiénes te quieren hacer a un lado. ¿Estás de acuerdo con quienes no hacen lo necesario para evitar la violencia de los grupos armados? Tú decides si les vas a apoyar con tu voto. Fíjate, sobre todo, al elegir diputados, pues de ellos dependen las leyes que norman nuestra sociedad. Y oremos mucho al Espíritu Santo que nos ilumine.
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