Columna invitada

¿Por qué Dios permite historias como la de Fátima?

¿Dios se equivocó al crear al hombre? Ver las noticias o escucharlas en estos días puede causarnos una enorme decepción. ¿Hasta dónde puede llegar la maldad del hombre? ¿Cómo es posible que hagan tanto mal y con tanta crueldad? Ojalá nunca nos acostumbremos a escuchar que asesinaron a tres mamás y a seis niños; que se robaron de la escuela a una niña de 7 años y después apareció muerta y torturada, que a cada momento desaparecen y aparecen muertas jovencitas que son niñas. Ojalá que nos sigamos horrorizando ante esas noticias que hablan muy mal del ser humano.

Leer: Nunca más otra Fátima

¿El ser humano, el hombre, es malo? La santa Biblia nos dice que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, y Dios es bueno, por lo tanto, se supone que su creatura, el hombre, también es buena. Pero a Dios se le ocurrió darle la libertad, porque Dios es libre y, desgraciadamente, no siempre supimos qué hacer con nuestra libertad.

El hombre y la mujer son capaces capaz de sublimes heroísmos, y nos gusta recordar a estos héroes de la humanidad porque son un aliento en nuestro caminar, pero también son capaces de una crueldad extrema, y la historia recuerda a estos monstruos que escribieron páginas que no deberían repetirse. Dios hizo al hombre libre y depende de su soberana libertad hacer el bien para el que fue hecho, o hacer el mal, renunciando a su vocación divina.

¿Por qué permite Dios el mal en el mundo? Dios es todopoderoso y, sin embargo, hay un límite que Él mismo quiso ponerse: la voluntad del hombre. Dios nunca actuará contra nuestra voluntad, aunque se vale de miles de gracias que pueden mover la voluntad del hombre hacia el bien.

Y se vale del hombre mismo, y aquí recordamos a tantos y tantos hombres y mujeres que nos han hecho el bien y nos enseñaron a ser buenos.

Leer: La Iglesia en México condena los asesinatos de Fátima e Ingrid

Me emociona ver la reacción de las mujeres del mundo ante el maltrato por parte de la sociedad. Tanta presión obliga a aquellos que hemos elegido para que nos cuiden a actuar para remediar un mal de siglos. ¡Que protesten las mujeres y que exijan justicia! Ellas son en este momento instrumentos de Dios para cambiar el mundo y hacer de él un lugar amable para la mujer.

En todas las religiones existe el concepto de premio y castigo. Premio eterno a los que en esta vida actuaron bien, hicieron el bien; castigo eterno para aquellos que hicieron el mal. Esto está muy bien si creemos, pero en un mundo que poco a poco va perdiendo la fe, esta doctrina ya no importa.

“Es bueno lo que a mí me conviene” ese es el nuevo concepto de moralidad. Sí, es muy cierto, los mexicanos vivimos una crisis de valores que nos ha convertido en asesinos. Todos los días hay más muertos que si estuviéramos en guerra. Y lo triste es ver cómo esos sicarios portan con orgullo imágenes religiosas en sus armas y en sus casas. Ellos piensan que están bien. Eso es la crisis moral. Hemos hecho del bien y del mal algo relativo. Eso es el famoso relativismo.

Y Dios, ¿dónde está? Cuando el exterminio de judíos por parte de Hitler, ellos se preguntaban dónde estaba Dios, y muchos de ellos perdieron su fe. Un rabino sabio daba contestación a esa pregunta diciendo que Dios estaba con los judíos en los campos de exterminio.

No podemos pensar en Dios como en un padre impasible ante el dolor de sus hijos. Él es papá. Le dolemos y llora con nosotros nuestras penas.

Tiene para nosotros el consuelo que un padre amoroso, que una mamá amorosa, tienen para con sus hijos. Él es el Señor del Consuelo y al Él nos acogemos en nuestros momentos de dolor.

Para poder consolarnos, Él nos pide nuestro permiso, nos pide que no seamos como aquellos hijos que se niegan a hablar con su padre porque no lo comprenden.

Santa Teresita del Niño Jesús inventó un caminito para llegar a Dios; el camino de la infancia espiritual. Ella descubrió que para con Dios ella quería ser siempre niña. Y cuando un niño sufre, se deja levantar por su padre, o por su madre, y se deja consolar.

Dejémonos consolar por nuestro Padre del cielo, Él sabe lo que nos pasa, siente lo que sentimos, a final de cuentas, Él tiene mucha experiencia porque a Él le secuestraron a su Hijo, lo torturaron y lo clavaron en una cruz.

Pbro. Sergio G. Román

Nació el 23 de Octubre de 1943. Entró al Seminario Conciliar de México en el año de 1957 y se ordenó en 1969. Dio clases por ocho años de Pastoral Parroquial en el Instituto Superior de Estudios Eclesiásticos. Fue Director del Periódico Criterio de la Arquidiócesis de México y de la Comisión del Diaconado Permanente de la Arquidiócesis de México. Fue columnista en varias revistas y periódicos católicos con temas sobre la religiosidad popular, hasta el día de su muerte, en septiembre de 2021. Actualmente la redacción de Desde la fe lleva su nombre: Redacción Sergio Román del Real, por su invaluable colaboración en este proyecto.

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