Si de labores encomiables hablamos, como las de docentes, rescatistas, médicos y todas aquellas personas que actúan en beneficio de otras, la de cuidadores suele permanecer en el anonimato, en muchos casos bajo la responsabilidad de un familiar.

Esa labor se asume, en ocasiones, con un sentimiento de obligación naturalizado y por la cual no siempre se recibe remuneración ni cuidados para sí mismo.

En México, de acuerdo con datos del Consejo Nacional de Población (Conapo), en 2018 había 42 millones de personas que requerían algún tipo de cuidado y una proyección para 2030 de 45.3 millones y para 2050 de hasta 51.4 millones. Estas cifras nos llevan a reflexionar sobre la importancia de visibilizar, orar y contribuir a mejorar la calidad de vida de estas personas que de buena fe entregan sus horas a las necesidades básicas de quienes cuidan.

La exigencia de esa labor puede empujar a la cuidadora —pues hasta en un 80% es una tarea que asumen las mujeres— a un estado anímico de agotamiento, tanto físico como emocional. Estudios del Instituto de Mayores y Servicios Sociales de España han comprobado que experimentan cansancio físico, deterioro de su salud y falta de tiempo para el autocuidado.

Por otro lado, algunas investigaciones han detectado aspectos positivos, en su mayoría de carácter psicosocial: satisfacción por ayudar a otro, estrechamiento de las relaciones y desarrollo de la empatía. Bien lo dice la palabra el Evangelio en Mateo 25:34–40: aquellos que vivan con Él deben amar y prestar servicio a sus hijos. Servir al prójimo es servir a Dios.

Para reconocer la labor ejercida de las y los cuidadores, en 2014 se creó el Día Internacional de las Personas Cuidadoras, que se conmemora este 5 de noviembre; sin embargo, se trata de un trabajo diario que ha de ser valorado todos los días. Escucharles, ofrecerles nuestro cuidado y cobijo son maneras de servirles y, por tanto, servir a Dios.

Si el estrés, la carga de trabajo, el agotamiento o pesadumbre resultan problemas mayores, la Línea de Seguridad y Chat de Confianza, 55 5533 5533, del Consejo Ciudadano de la Ciudad de México ofrece contención emocional y atención psicológica gratuita, 24/7.

También podemos recordar esta oración para ellas o ellos: “Señor, por aquellos que cuidan a amigos y familiares, que sientan tu amor y tu poder sustentador. Que se sientan menos frustrados y experimenten menos culpa por sentimientos muy humanos que puedan tener acerca de querer escapar de sus tareas. Que nos encuentren deseosos de apoyarlos durante sus difíciles tareas”.

Más artículos del autor: El consuelo del doliente

*Los artículos de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la fe.

Salvador Guerrero Chiprés

Coordinador del Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano de la Ciudad de México (C5 CDMX).

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