La comida es una expresión específica de cada cultura, y compartirla es un gesto de apertura, por lo que una buena práctica en las casas del migrante es la oportunidad que se les da a estos hermanos de que preparen la comida típica de sus países de origen.

Este acto tiene dos objetivos: el primero, ayudar a sanar la parte del duelo propia del proceso de la migración; y la segunda, que los demás conozcan otra cultura a través de la comida.

Creo que todos hemos experimentado la sensación de recordar nuestro hogar cuando olemos nuestra comida tradicional. En las casas de migrantes no sólo se vive esto, sino que, además, los migrantes gozan de la alegría al probar los platillos típicos de otros países, que a veces son muy distinto a los suyos.

Son momentos en las casas del migrante en los que no existen fronteras, sino una fiesta del pueblo. Cada individuo empieza a apreciar y a gozar de la diversidad de las culturas. La convivencia es un tiempo y un espacio donde se cultivan los valores universales: respeto, fraternidad, generosidad, honestidad, etc.

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Recuerdo muy bien lo que me dijo un migrante del Caribe: “En esta casa del migrante he aprendido a convivir con otras culturas muy diferentes a la mía. Es una experiencia enriquecedora. Jamás imaginé que conocería otra cultura. La migración también lleva consigo cosas positivas cuando uno tiene la mente abierta”.

La ‘inculturación’ comienza con la escucha; es decir, con el conocimiento de aquellos a quienes se anuncia el Evangelio. No es suficiente la tolerancia, se requiere de la simpatía y  el respeto en la medida de lo posible… reconocer sus aspectos positivos y apreciarlos (Erga Migrantes, 36).

Esta es una de tantas experiencias que pueden encontrarse en un manual para el acompañamiento pastoral de los migrantes que hemos elaborado en la Comisión de Migrantes y Movilidad Humana de la Arquidiócesis Primada de México.

El Manual se puede pedir en el teléfono 5579132909 o ventas.edicionespastorales@gmail.com

*La hermana Arlina Barral es la responsable de la Pastoral de Migrantes de la Arquidiócesis de México.

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Hna. Arlina Barral Arellano

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