Hace muchos años conocí a una compañera de trabajo cuya manera de pensar sobre la maternidad me dejó perplejo. Ella era soltera y nunca había podido tener una relación estable con un hombre que de verdad la quisiera.
Entre amoríos fugitivos ella veía que los años pasaban y que ningún compromiso serio tocaba a su puerta. Convencida de que el matrimonio no era para ella, decidió embarazarse de un fulano y así tener un hijo en sus brazos con quien mitigar su soledad.
El mundo está lleno de mujeres que son madres solteras. A muchas, por ignorar la conexión que debe haber entre tener sexo y procreación, las embarazaron sus novios y éstos, una vez que se enteraron de que su niño iba a nacer, huyeron de toda responsabilidad y las abandonaron.
Otras se divorciaron por una relación tóxica con sus maridos y tuvieron que criar solas a sus hijos. A otras más la muerte les arrebató a sus esposos y también se vieron forzadas a llevar el hogar y la crianza sin la ayuda de su pareja.
Otros artículos del autor: ¿Por qué el sexo dentro del Matrimonio es el mejor? Esta es la razón
Hay mujeres solas que decidieron adoptar a un niño para darle una vida mejor de la que un orfelinato pudo haberles dado. No las juzgamos sino al contrario, reconocemos y elogiamos su enorme labor. Muchas de ellas hicieron su papel lo mejor que pudieron e hicieron esfuerzos muy loables para darle lo mejor a sus hijos.
Lo que sí hemos de juzgar es el acto de buscar un embarazo deliberadamente para convertirse en madre soltera por capricho, sin darle padre a su hijo.
La muchacha quiere un embarazo. Cuando sabe que está en sus días fértiles se arregla para estar guapa y por las noches se va en búsqueda de un hombre que le guste. Se imagina cómo será su hijo o su hija con la carga genética de su amante fugaz, y así lo utiliza para convertirlo en padre anónimo de su criatura.
La mujer sabe que no lo volverá a ver; sólo quería su esperma. Él, por su parte, nunca se enterará de que en el mundo habrá nacido un descendiente suyo. Después de utilizar para un rato a ella o a varias mujeres, quizá le quede la duda de si por ahí andará algún hijo suyo vagando por el mundo. No querrá nunca enterarse.
Otros artículos del autor: ¡Cuidado! Estos son los riesgos de vivir en unión libre
Hoy muchos niños no conocen a su papá. Ven que sus amigos y compañeros juegan béisbol o futbol con sus padres varones, ven que los llevan al cine y que conviven o viajan juntos, en familia.
Esta carencia del padre les duele y se convierte en un tipo de discapacidad, en la minusvalía de no haber tenido un papá. Y todo porque la madre solamente pensó únicamente en ella, pero nunca en el derecho fundamental de su niño de aprender a amar y a crecer con un padre a su lado.
Los hijos necesitan no a una madre sola ni a un padre solo que los críe. Mucho menos necesitan a una pareja de mujeres o de hombres que los confundan. Necesitan a sus progenitores, padre y madre. No se trata de un capricho de los niños. Es parte del diseño original en el que Dios programó a la humanidad para que creciéramos con dos figuras parentales, un hombre y una mujer.
Hay muchas madres solas que hacen una labor extraordinaria para sacar adelante a sus hijos, pero ellas son las primeras en admitir que están haciendo el trabajo de dos personas. Algunas dicen “hice el papel de madre y de padre”, lo que es falso. Más bien hicieron un trabajo doble, pero jamás el papel de padre porque éste, con sus características varoniles propias, es insustituible.
Otros artículos del autor: ¿Por qué las personas que llegan vírgenes al altar se divorcian menos?
Tener un hijo es muy diferente a tener una mascota en casa. Los perros y los gatos no tienen alma espiritual, y se les puede comprar en un criadero o en una tienda de animales. Los niños, en cambio, vienen al mundo como fruto de la entrega física y emocional de un hombre y una mujer que hablan el lenguaje del amor comprometido para siempre.
Una vida humana no es una mercancía ni un juguete que se adquiere; tampoco existe el derecho a tener hijos. Un hijo es alguien que se recibe como un don de Dios y que tiene carácter sagrado porque está llamado a un destino eterno.
Dios no ama más a los hijos paridos en matrimonio que a los nacidos por el capricho de una mujer sola. Dios ama igualmente a todos. Pero si Él quiso que las personas entráramos en la vida a través del sistema que sabiamente diseñó, y que se llama “familia”, es para salvaguardar el mayor bienestar para sus hijos. Respetar sus leyes es de sabios.
Los artículos de opinión son responsabilidad de sus autores y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la fe.
Artículo publicado originalmente en el blog del P. Eduardo Hayen
Sigue al P. Eduardo Hayen en Twitter: @padrehayen
El feminismo, una corriente filosófica y social que busca la igualdad de derechos y oportunidades…
“Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de…
El 29 de diciembre iniciaremos el Año Jubilar 2025 en las diócesis del mundo, con…
Lo que empezó en los años 20 del siglo pasado como una causa homicida, al…
‘¡Viva Cristo Rey!’ Hagamos nuestra esta frase, no como grito de guerra, sino como expresión…
El Vaticano publicó la segunda edición del libro litúrgico que contiene las instrucciones relacionadas con…
Esta web usa cookies.