Cada año, por estas fechas es común que empecemos a trabajar en nuestra lista de deseos. Generalmente, dicha lista plantea todo lo que queremos lograr o adquirir, sin embargo, una buena estrategia es también plantearnos lo que no queremos, pues, aunque tengamos claridad en los deseos, a veces es más importante ubicar cuáles son los obstáculos que pueden estancarnos o desviarnos en el camino hacia nuestros objetivos.
Especialmente en materia espiritual, es importante visualizar aquellas virtudes que quisiéramos trabajar durante el año, pero es tanto o igualmente relevante hacer consciencia sobre aquello que queremos sacar de nuestra vida pues sabemos que nos impide avanzar y generar el cambio que hemos estado buscando.
Es decir, debemos trabajar en ambos polos, tanto en lo positivo para crecerlo, como en lo negativo para erradicarlo y/o controlarlo.
Es por eso que te propongo 3 No deseos que considero pueden impactar de forma significativa a la mayoría de las personas que están buscando un cambio positivo en su vida.
Sea cual sea tu objetivo ten claro el fin o propósito del mismo, ¿para qué lo quiero lograr? Sí la respuesta está relacionada con la búsqueda de reconocimiento o la aprobación de terceros, es muy probable que tu deseo sea más para alimentar tu ego o vanidad que para cumplir con un fin más profundo.
Además, este tipo de deseos pueden traerte mucha frustración y vacío, pues cuando pones tu satisfacción en el juicio de los demás seguramente te llevarás varias decepciones y claudiques a medio camino
Durante el proceso para cumplir nuestros deseos, será inevitable encontrar personas que se conviertan en un verdadero obstáculo, la típica piedra en el zapato que a veces no podemos sacarnos por más que lo intentemos.
El odio y el rencor serán cargas adicionales que entorpecerán nuestro paso y lejos de resolver la situación nos la harán mucho más compleja y dolorosa.
El perdón y la empatía serán las herramientas más adecuadas para no distraernos y continuar avanzando.
El sufrimiento inicia en la resistencia que ponemos ante las situaciones irremediables de nuestra vida, aquellas que están fuera de nuestro alcance y que no corresponden a nuestra voluntad. Es decir, cuando nos negamos a aceptar la voluntad de Dios.
El primer paso para no desfallecer en el camino, será pedirle a Dios que aumente nuestra fe para tener la capacidad de aceptar su voluntad por encima de la nuestra y que nos ayude a vivirla con fortaleza y paz, confiando en que tenemos al mejor compañero de viaje. Nosotros llevamos la brújula y somos libres de tomar decisiones, pero Dios es el camino, el principio y el fin.
*Los artículos de la sección de opinión son responsabilidad de sus autores.
El feminismo, una corriente filosófica y social que busca la igualdad de derechos y oportunidades…
“Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de…
El 29 de diciembre iniciaremos el Año Jubilar 2025 en las diócesis del mundo, con…
Lo que empezó en los años 20 del siglo pasado como una causa homicida, al…
‘¡Viva Cristo Rey!’ Hagamos nuestra esta frase, no como grito de guerra, sino como expresión…
El Vaticano publicó la segunda edición del libro litúrgico que contiene las instrucciones relacionadas con…
Esta web usa cookies.