¡La primavera llegó!, y con ella, este caótico mundo que ha sido azotado por tantos males, se llena de colores. La naturaleza revive, y como cada año, se hace presente sin importar qué tan frío fue el invierno.
La vida parece brotar por todas partes y la calidez de esta estación nos invita a salir y disfrutar los árboles, las flores, las aves, y a dar gracias por la Creación y la vida.
No, los problemas no han desaparecido, quizá están peor que nunca: la pandemia permanece amenazante, la violencia sigue escalando en todas sus facetas, las ideologías y las injusticias siguen creciendo… pero la primavera llegó con aire nuevo a cumplir puntualmente con su ciclo y para reavivar nuestra esperanza.
Otros artículos de la autora: ¿Exiges la Comunión en la boca? ¿Qué tan limpia está de maldiciones?
Quizá nos encontró hastiados y pesimistas ante el aparente crecimiento del mal, o encerrados en nuestro confort indiferente al dolor del prójimo, con la conciencia adormecida que se repite “yo no puedo hacer nada”.
La primavera llegó y nos motiva como cada año a admirar la grandeza de la Creación; con ella también llega la Cuaresma, tiempo en que Dios nos regala la oportunidad de renovarnos a través de la reflexión sobre nuestra fe y el servicio al prójimo.
El Papa Francisco nos recuerda que “la Cuaresma es un tiempo propicio para buscar –y no evitar- a quien está necesitado; para llamar –y no ignorar- a quien desea ser escuchado y recibir una buena palabra; para visitar –y no abandonar- a quien sufre la soledad”; y también nos invita a que “en este período de Cuaresma, oremos mirando al Crucifijo: dejemos que nos invada la conmovedora ternura de Dios, y pongamos en sus llagas nuestras heridas y las del mundo”.
Otros artículos de la autora: La gran lección de un hermano separado
La Cuaresma es como la primavera que nos renueva el corazón y nos recuerda que aún en los momentos más oscuros en los que pareciera que el mal ha triunfado, el cristiano permanece en la esperanza, porque Cristo ya venció y es nuestro Rey. Su resurrección nos inunda de alegría.
No hay mejor tiempo que éste, porque es el tiempo que nos ha tocado vivir para sembrar y para dar frutos. Cada adversidad, ¡y son tantas las que vivimos! nos presenta una gran oportunidad para ser artesanos de paz.
Dice Fratelli Tutti: “Cada ser humano puede ser un fermento eficaz con su estilo de vida cotidiana. Las grandes transformaciones no son fabricadas en escritorios o despachos. Entonces cada uno juega un papel fundamental en un único proyecto creador, para escribir una nueva página de la historia, una página de esperanza, llena de paz, llena de reconciliación”.
La primavera ha llegado y con ella la esperanza que nos impulsa a trabajar, porque mi trabajo es necesario para la construcción de un mundo mejor.
Otros artículos de la autora: Sí + compromiso + acción = para recuperar México
Consuelo Mendoza García es ex presidenta de la Unión Nacional de Padres de Familia y presidenta de Alianza Iberoamericana de la Familia.
*Los artículos de la sección de opinión son responsabilidad de sus autores.
El feminismo, una corriente filosófica y social que busca la igualdad de derechos y oportunidades…
“Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de…
El 29 de diciembre iniciaremos el Año Jubilar 2025 en las diócesis del mundo, con…
Lo que empezó en los años 20 del siglo pasado como una causa homicida, al…
‘¡Viva Cristo Rey!’ Hagamos nuestra esta frase, no como grito de guerra, sino como expresión…
El Vaticano publicó la segunda edición del libro litúrgico que contiene las instrucciones relacionadas con…
Esta web usa cookies.