Fue el 13 de noviembre de 2016 cuando el Santo Padre celebraba en la Basílica de San Pedro el Jubileo dedicado a las personas marginadas. De manera casi espontánea, al finalizar la homilía, el papa Francisco manifestó su deseo: “quisiera que hoy fuera la Jornada de los pobres”.
Una de las razones de la misma la dio en su homilía: “es para preocuparse, cuando se adormece la conciencia y no se presta atención al hermano que sufre junto a nosotros o a los graves problemas del mundo. Hoy, en las catedrales y santuarios del mundo, se cierran las Puertas de la Misericordia”.
“Este pobre gritó y el Señor lo escuchó”, son las palabras del Salmo 34 que ahora enmarcan la II Jornada Mundial de los Pobres, que se realiza este domingo 18 de noviembre. Y en torno al cual gira el mensaje que el Papa Francisco ha querido ofrecer a la Iglesia, cuyo contenido se desarrolla alrededor de tres palabras: gritar, responder, liberar.
Son tres verbos que identifican la acción de Dios y revelan su amor misericordioso en favor del hombre. La pobreza no es sólo una palabra, sino que se convierte en un grito “que sube hasta la presencia de Dios”, según el mensaje del Pontífice.
El Señor, a su vez, no sólo escucha esta petición desesperada de ayuda, sino que le responde participando en la condición del pobre “para restituir justicia y para ayudar a reemprender la vida con dignidad”. La esperanza del pobre no queda defraudada y Dios interviene en su favor para restituirle la dignidad perdida y liberarle de las “cadenas de la pobreza”.
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Esta Jornada es la oportunidad de abrir las puertas de nuestra casa y brindar calor, facilitar la alegría de compartir una comida festiva y de ser solidarios de cuantos quisieran compartir la mesa de manera simple y fraterna.
Como dice el Papa Francisco en su mensaje: “Quisiera que también este año y en el futuro esta Jornada fuera celebrada bajo el signo de la alegría por redescubrir el valor de estar juntos. Orar juntos y compartir la comida el domingo”.
La llamada está dirigida, a todas las personas de buena voluntad, a las asociaciones, a parroquias y a “todas aquellas organizaciones que actúan en el ámbito de la asistencia a los pobres” para que puedan seguir ayudando a los necesitados en un clima de alegría y esperanza, venciendo la indiferencia y la apatía frente al hermano que sufre.
Invito a mis hermanos presbíteros con sus consejos parroquiales, a aceptar esta oportunidad de alentar la experiencia de la caridad y a sumarse a la invitación del Papa Francisco y del Cardenal Carlos Aguiar.
Para animar la Jornada se han imaginado algunas iniciativas propuestas que se pueden encontrar en la página de Cáritas Arquidiócesis.
El Pbro. Rubén Sánchez es director de Cáritas Ciudad de México.
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