El regreso a clases es cosa seria, así lo han considerado muchos países que con gran preocupación han estudiado las mejores alternativas de acelerar la apertura de las escuelas para que los niños y jóvenes regresen a sus estudios, vuelvan a socializar y a tener contacto con sus pares como una medida necesaria para su salud mental afectada por el encierro y en muchos casos incluso por la violencia intrafamiliar.
Varios países de los diferentes continentes han iniciado con cierto éxito el retorno al sistema escolar presencial, estudiando sus condiciones particulares y previendo los riesgos a los que pueden enfrentarse por una pandemia que aún está lejos de finalizar.
Con métodos diferentes adecuados a sus particulares condiciones como pudieran ser el sistema híbrido, los grupos pequeños y los horarios escalonados y reducidos, todos tienen en común el seguimiento estricto de los protocolos previamente elaborados y establecidos para evitar en la medida de lo posible los contagios: vacunación a maestros y personal escolar, salones de clases y áreas comunes con mucha ventilación, limpieza profunda, medidas de higiene, las pruebas de covid que se requieran ante la sospecha de contagios, etc.
Teniendo como modelo las acciones de otros países, a muchos nos sorprendió el anuncio del presidente de la intempestiva reapertura de las escuelas a dos semanas de terminar el curso escolar; los resultados no han sido óptimos: escuelas cerradas por contagios, maestros y padres de familia en desacuerdo, mínima asistencia y finalmente el cierre definitivo en la Ciudad de México y otros estados por volver al semáforo amarillo.
El regreso a clases es tan urgente que debe planearse con la calma necesaria, con firmeza y rigor, sin improvisaciones, con la participación de los grandes especialistas que tenemos en México y de la comunidad educativa, analizando todo lo necesario para lograr un retorno eficaz, y brindando información veraz y pública.
Vamos demorados en uno de los temas más trascendentes para el futuro de México y se requiere de un esfuerzo conjunto de gobierno y particulares para salir de la crisis educativa que se ha agravado alarmantemente por la pandemia.
Algunas tareas pendientes además de verificar las buenas condiciones de los planteles, son:
– La inclusión de la tecnología y el aporte que ha traído al tema educativo a partir de la pandemia y la capacitación a todos los maestros para su aprovechamiento
– El conocimiento del modelo educativo actual y de los contenidos de los planes de estudio y los libros de texto
– La renovación de las normales y los planes de estudio de los docentes.
– La participación real de los padres de familia en los consejos de participación social.
Ojalá se logre el retorno a clases el próximo ciclo escolar, todos los niños y jóvenes merecen la oportunidad de aspirar a un mejor futuro, pensemos en aquellos que viven en las periferias, en las zonas rurales y en las comunidades indígenas y que solo lo podrán lograr a través de la educación.
Consuelo Mendoza García es ex presidenta de la Unión Nacional de Padres de Familia y presidenta de Alianza Iberoamericana de la Familia.
*Los artículos de la sección de opinión son responsabilidad de sus autores.
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