Para responder a este cuestionamiento, muy válido, vale la pena que recordemos algunos conceptos de la Doctrina Social Cristiana.
Primero: el Estado es la forma social suprema de un pueblo, fundado en el derecho natural y al servicio del bienestar terreno y del Bien Común.
Se llega a la conclusión de que el Estado es la forma social suprema, a partir de la comprensión de que los seres humanos somos sociales por naturaleza; nacemos en familia, fundamos nuevas familias con el Matrimonio, vivimos en comunidades, urbanas o rurales, grandes o pequeñas, que van haciéndose complejas en su estructura y para la sana convivencia se acuerdan las leyes. Y nos organizamos finalmente para darnos gobierno, primero a nivel comunidad, luego a nivel territorial y finalmente a nivel Nación.
Dice S.S. León XIII en la encíclica Diuturnum illud, “Vivir en el Estado se lo impone a la persona su naturaleza humana o, mejor, Dios, creador de la naturaleza”.
Segundo: El poder político tiene su origen en el pueblo; no en el individuo en cuanto tal, ni en a masa, sino en el pueblo políticamente unido. Esta lo afirman iusnaturalistas españoles del siglo XVI.
Tercero: La comunidad misma no puede desempeñar bien el poder político, por ello su gestión dede traspasarse a uno o varios , y así se pueden dar forma a diversas formas de gobierno.
Cuarto: el poder que tiene el príncipe (o el gobernante), proviene directamente del pueblo. Y si el príncipe se convierte en un tirano, el pueblo puede deponerlo y recuperar el poder político.
Quinto: la Doctrina Social Cristiana no está vinculada a una determinada forma estatal, democracia o monarquía caben en ella, mientras busquen el Bien Común. Temas políticos y administrativos parecen ser más aceptados en la actualidad mediante la representación popular democrática. Y así está acordado en nuestro país, que nuestros gobiernos sean electos periódicamente vía democrática.
Cabe hacer una aclaración sobre la democracia: hay principios naturales y morales que no pueden ponerse a votación, son indiscutibles, como los Derechos Humanos. Por lo tanto es importante entender que la democracia es un medio para darnos gobierno, no un fin en sí misma.
Sexto: los católicos tenemos responsabilidades y derechos como ciudadanos de un Estado organizado. Parte de esas responsabilidades consisten en el pago de impuestos, para dar vida a un gobierno que a su vez aplique los recursos en la búsqueda del Bien Común, otra de ellas es la vigilancia de que el gobierno efectivamente busque el Bien Común y otra más es participar activamente en las decisiones de gobierno, para beneficio de la comunidad. Una de esas decisiones de gobierno consiste en la elección e las autoridades.
Tomando en cuenta cada uno de estos puntos, podemos llegar a la conclusión, de que en un Estado democrático, es responsabilidad de los católicos, colaborar en el cuidado de esa democracia, para ello existen en nuestro país diferentes medios de participación.
Hay quienes llamados a una vocación política completa, deciden participar como candidatos a los diversos puestos de gobierno; hay quienes deciden participar en las denominadas sociedades intermedias, a través de la sociedad civil organizada; hay quienes deciden participar como observadores electorales a través de los organismos institucionales; y hay quienes deciden participar solamente cumpliendo con los deberes de ciudadano; todos ellas son válidas y valiosas.
Por ello, invitamos a los católicos a participar activamente en la próxima elección de autoridades federales y locales. Teniendo en cuenta por supuesto que esa participación debe ir siempre guiada en la búsqueda del Bien Común, y no de un bien personal que puede pasar sobre los derechos de terceros.
Por último, cito a Monseñor Héctor Pérez, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis Primada de México, en un artículo que publicó recientemente con motivo de las próximas elecciones:
“Los ciudadanos tienen la gran responsabilidad de convertirse en protagonistas de las campañas políticas al exigir información veraz, clara, significativa que les permita tomar la decisión por la propuesta que mejor garantice el bien común y el desarrollo integral de las personas y la sociedad.
“Pasamos en México por un momento crucial para el futuro de nuestro país; todos estamos llamados a vivir nuestra responsabilidad como ciudadanos y como cristianos. Para ello hemos de asumirnos como promotores de la veracidad, evitando campañas que polaricen, promoviendo el diálogo y el encuentro, y difundiendo contenidos veraces de los candidatos.”
*Jesus Valdez de los Santos es Coordinador de la Comisión de Justicia y Paz de la Arquidiócesis Primada de México.
Los textos de nuestra sección de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la fe.
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