¿Qué pasaría si hoy fuera el fin del mundo? ¿Crees que Jesús te llevaría con Él o te dejaría?
Y es que dice el Evangelio según san Mateo ( 24, 37-44): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Así como sucedió en tiempos de Noé, así también sucederá cuando venga el Hijo del hombre. Antes del diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca. Y cuando menos lo esperaban, sobrevino el diluvio y se llevó a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre. Entonces, de dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro será dejado; de dos mujeres que estén juntas moliendo trigo, una será tomada y la otra dejada. Velen, pues, y estén preparados, porque no saben qué día va a venir su Señor. Tengan por cierto que si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en su casa. También ustedes estén preparados, porque a la hora que menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre”.
En el Evangelio que acabamos de leer se habla sobre el fin de la historia (algunos lo consideran fin del mundo), que en términos proféticos del Antiguo Testamento tiene el nombre de “día del Señor” (cfr. Am 5,18.20).
Esto se refiere a que Dios habrá de intervenir de modo definitivo en la historia. Esta intervención es sobre todo un juicio, una distinción clara que otorga a cada uno lo que merece, por eso tiene, en un primer momento un aspecto punitivo, es decir, de castigo a los que han practicado obras malas y posteriormente un aspecto de premio o restauración de los justos.
En esta misma linea es que debemos comprender las imágenes que nos propone Nuestro Señor Jesucristo en el texto. Jesús pone como presupuesto lo acontecido en los días de Noe (Gn 6-9), que solamente él y su familia fueron juzgados justos y dignos de salvarse antes del diluvio. En cambio el resto de la humanidad es calificada de violenta.
A partir de esa distinción entre la suerte que corrió Noe y los suyos, a saber, se salvaron por medio del arca, y los otros que perecieron ahogados; Nuestro Señor nos propone ahora la distinción con el hecho de ser tomado o dejado.
Ser tomado es signo de que aquella persona en el juicio fue juzgada digna de la vida eterna, por ejemplo tenemos un poco más adelante en este mismo evangelio la imagen de las personas que son acogidas: “vengan benditos de mi Padre” (Mt 25,34).
Por el contrario la expresión ser dejado, es un símbolo de rechazo. Las vírgenes imprudentes fueron dejadas fuera del banquete de bodas (cfr. Mt 25,10-12), los que obran mal contra sus prójimos son rechazados por el juez del fin del mundo (Mt 25,41).
La clave para ser acogido en el fin de los tiempos se expresa por el verbo, velar, es decir, estar despierto, estar atento cumpliendo con la misión encomendada. La destinación definitiva de parte del Señor Jesús con respecto a sus discípulos es que seamos tomados, para participar de la alegría eterna del cielo y esto es lo que esperamos porque no sabemos ni el día ni la hora.
Más artículos del autor: ¿Es lo mismo Paraíso que Reino de Dios?
Mons. Salvador Martínez Ávila es ex rector de la INBG especialista en Sagradas Escrituras.
Los textos de nuestra sección de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la fe.
El feminismo, una corriente filosófica y social que busca la igualdad de derechos y oportunidades…
“Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de…
El 29 de diciembre iniciaremos el Año Jubilar 2025 en las diócesis del mundo, con…
Lo que empezó en los años 20 del siglo pasado como una causa homicida, al…
‘¡Viva Cristo Rey!’ Hagamos nuestra esta frase, no como grito de guerra, sino como expresión…
El Vaticano publicó la segunda edición del libro litúrgico que contiene las instrucciones relacionadas con…
Esta web usa cookies.