La Epifanía es el acontecimiento de la adoración de los magos al niño Jesús, y lo narra únicamente el Evangelio de san Mateo:
“Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempos del rey Herodes, unos magos que venían de Oriente se presentaron en Jerusalén, diciendo; ¿Donde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle. Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra”.
Este episodio simboliza la conversión de los gentiles y la infidelidad de los judíos, pues mientras en Jerusalén se ignoraba, rechazaba y perseguía al niño, unos magos venidos de lejanas tierras lo adoraban.
En oriente llamaban magos a los sabios que se dedicaban al estudio de los astros y a profundizar en ciencias religiosas; se les consideraba personas de gran santidad y sabiduría, que su vida la empleaban en la búsqueda de la verdad.
Nuestra bellísima Catedral de México cuenta con varios cuadros que representan el hecho de la adoración de los magos, pero sin duda alguna el más importante por su ubicación y tamaño es la pintura central del Retablo de los Reyes.
Es un óleo sobre tela de Juan Rodríguez Juárez, pintado en 1719, mide 5 metros de alto por 2.50 de ancho. Ésta hermosa obra de arte barroco tiene un elegante marco con cortinajes que surgen de una concha donde se posan dos angelitos.
Dentro de la composición, la escena se desarrolla bajo las ruinas de un portal con techo de madera, al fondo ondean algunas banderas y estandartes bajo un cielo lleno de nubes donde se ve en lo alto el brillante lucero que sirvió de guía a los magos.
En la parte alta de la escalinata se encuentra sentada la Virgen María, sostiene al niño Jesús que extiende su brazo en actitud de bendecir, mientras san José permanece detrás de Ella.
Los nombres de los magos no aparecen en la Biblia, pero inspirado en la tradición, el pintor puso ante el niño Jesús al mago Melchor, como un anciano con barbas y cabeza descubierta; está arrodillado y le ofrece un cofre abierto lleno de joyas de oro como símbolo de la realeza de Jesús.
A espaldas de Melchor se encuentra el mago Gaspar, de mediana edad con turbante, inciensa al pequeño niño como homenaje a su divinidad. El incienso significa adoración.
Detrás de Gaspar se ubica al mago Baltasar, de raza negra con un elegante turbante, ofrece al niñito Jesús la amarga resina de mirra, representando la naturaleza humana, el sufrimiento en la Pasión y la muerte. La mirra significa mortificación, era un ungüento muy costoso, se empleaba para evitar la descomposición de los cuerpos en los sepulcros.
Los magos, antes de encontrar Jesús, preguntaron: “¿Dónde está el que ha nacido?” dieron a entender que lo tenían por verdadero Hombre; al decir “rey de los Judíos” declararon que lo tenían por verdadero Rey; y al añadir que venían a rendirle adoración manifestaron que lo tenían por verdadero Dios.
Si visitas la Catedral, no olvides observar este hermoso cuadro; ya sabes dónde se encuentra.
*María del Socorro Sentíes Corona es guía turística de la Catedral de México.
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