La temporada decembrina suele ser la época en la que requerimos un mensaje mucho más fuerte y comprensivo que nos dote de esperanza. El 12 de diciembre, en específico, cuando se celebra a la Virgen de Guadalupe, hay júbilo y energía. En esta ocasión llega, además, con un anuncio de perdón y misericordia que anima a los creyentes.
La gratitud y el perdón son justamente las dos virtudes que debemos enaltecer este fin de año. Las personas que se han recuperado de la COVID-19 y sus familias son quienes reconocen más esta gracia. Les seguimos quienes no hemos enfermado y, después, la sociedad en general que aplaude a todo el sector salud, el cual ha brindado todo su esfuerzo y apoyo en esta pandemia.
El perdón, por otro lado, ya se nos ha otorgado por no poder realizar nuestras actividades como estamos acostumbrados. Es un año distinto y no podemos exigirnos igual. Lo sabemos. Tampoco podemos realizar las celebraciones eucarísticas o religiosas de manera similar que el año pasado, y aunque esto representa un duelo, también es una prueba a nuestra resiliencia.
Esta semana el Arzobispo Primado de México, Carlos Aguiar Retes, anunció que el Papa Francisco concedió la indulgencia plenaria a todos los devotos guadalupanos que celebren a la Virgen en su casa y que se unan en las misas transmitidas en redes sociales y por televisión. El objetivo primordial es que los fieles no visiten la Basílica de Guadalupe para evitar el riesgo de contagio de COVID-19.
El año pasado acudieron a este templo más de 9.8 millones de personas, y la Casa del Peregrino se llenó con 5 mil creyentes. ¿Podríamos imaginarnos el riesgo mayúsculo que esto representaría para nuestra comunidad, si estas personas se congregaran tumultuariamente en un sólo recinto, en plena pandemia?
Tenemos que ser humildes y solidarios. No podemos darnos el lujo de rechazar el esfuerzo de las autoridades eclesiásticas para conseguir la indulgencia plenaria. Nuestras oraciones y peticiones serán igualmente escuchadas aunque estemos lejos del cerro del Tepeyac, porque, si de verdad hay fe, lo que deseamos lo escuchará la Virgen de Guadalupe.
Si este año alguna persona necesita cumplir una manda, podrá hacerlo en casa. Si queremos mostrar nuestra gratitud, tendremos que hacer caso al llamado. Nuestro esfuerzo seguramente será notado y recompensado.
Si tu conciencia aún necesita paz y confort, puedes pedir ayuda. En el Consejo Ciudadano estamos para escuchar a todas las personas que lo necesiten en la Línea de Seguridad y en el Chat de Confianza de WhatsApp 55 5533-5533. También podemos apoyarnos de nuestra familia y nuestras redes de apoyos más cercanas.
Atendamos el llamado a la prevención. Nuestro hogar deberá albergar nuestras peticiones. Pronto podremos visitar la Basílica y otros templos, ahora debemos resguardarnos, aceptar nuestro presente y ser agradecidos.
*Salvador Guerrero Chiprés (@guerrerochipres) es Presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México.
Los textos de nuestra sección de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la fe.
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