Emoción, mente y espíritu se reflejan en cada acto de nuestra vida. En el día a día, desde el momento en que despertamos hasta antes de dormir, se muestra todo lo que pasa en nuestra vida interior.
Lamentablemente, las adiciones no sólo afectan a quienes las padecen, sino a sus seres queridos y su círculo cercano. No es gratuito que se les trate como un problema de salud pública; en cada crisis individual o acto violento, provocados por el consumo de estupefacientes, subyace la tensión entre el crimen organizado y la autoridad, y miles de vidas perdidas en el México reciente.
La Organización Mundial de la Salud define la adicción como una enfermedad física y psicoemocional donde prevalece la dependencia, pero no por obedecer a cuestiones individuales deja de conformar una crisis colectiva.
La información recabada a través de la Línea de Seguridad y el Chat de Confianza 55 5533 5533 del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia, revela que el 37 por ciento de los reportes por adicciones se relacionan con violencia familiar, y el 23 por ciento ha pensado en el suicidio: en ambos contextos existe un radio de afectación que va más allá de quien padece o ejerce la violencia.
Por los datos de nuestras líneas, encontramos que la adicción empieza alrededor de los 12 años de edad. Y la adolescencia, como ya se sabe, es un punto vulnerable, trascendental y definitorio para el carácter y formación de cada persona.
Estos tres riesgos (la ideación suicida, la edad promedio de consumo y la violencia doméstica) deberían bastar para mirar desde una óptica nueva las adicciones. Hoy más que nunca, contamos con la posibilidad de atender y comprender los problemas psicológicos, la salud mental y la inteligencia emocional para superar la prueba que las adicciones ejercen en el ambiente.
Al momento de enfrentar una adicción hay tres elementos clave que pueden ser cruciales: el reconocimiento del problema, la unión familiar y la ayuda externa. En este sentido, el Consejo Ciudadano tiene alianzas con organismos como el Instituto para la Atención y Prevención de las Adicciones (IAPA) de la Ciudad de México.
La Línea de Seguridad y el Chat de Confianza operan las 24 horas del día y todos los días del año, con un grupo de 102 psicólogos y psicólogas que tienen la mejor disposición para ayudar a quien padece una adicción, así como a sus parejas, familiares y amigos.
Vínculos sólidos y una mirada empática son la mayor luz que cualquier persona puede ofrecerle a un adicto.
*Salvador Guerrero Chiprés (@guerrerochipres) es Presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México.
Los textos de nuestra sección de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la fe.
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