Pasan las semanas y el hijo mayor del presidente López Obrador, José Ramón López Beltrán (40), no ha podido demostrar, con un documento, que rentó la casa en la que vivió en Houston, Texas, a un alto ejecutivo de la empresa Baker Huges, proveedora de Pemex.
En 2019 y 2020, en el tiempo que el hijo del presidente ocupó esa casa, la empresa estadounidense obtuvo contratos millonarios por parte de la petrolera mexicana y logró que los ya adjudicados fueran ajustados a precios al alza. Esta información es pública.
La sospecha es que la compañía “prestó” generosamente la casa al hijo del presidente. Esto se constituye, aunque no sea funcionario público, en un claro tráfico de influencias y en conflicto de interés.
Las dudas razonables que existen sobre el tipo de relación que estableció el hijo del presidente y la empresa Baker Huges se podrían resolver fácilmente con la entrega del contrato de arrendamiento y los recibos del pago de la renta. No se ha hecho.
La posibilidad de conflicto de interés y tráfico de influencias se acrecientan cuando Mexicanos contra la corrupción y la Impunidad (MCCI) dio a conocer el pasado 18 de febrero que la renta de la casa nunca fue acreditada en el sistema oficial que utilizan los agentes de bienes raíces en Texas.
MCCI consultó a tres agentes inmobiliarios que confirman que la operación de arrendamiento de la propiedad, cuyo valor comercial supera el millón de dólares, nunca fue registrada. El precio de la renta de esa casa es de 6 mil 187 dólares al mes, que equivalen a 127 mil pesos mensuales.
Los agentes consultados señalan que si la casa realmente se rentó, la operación tuvo que haber sido registrada en el sistema y añaden que “era obligación del agente publicar esa información. Debe haber registro de la renta por el agente, pero no lo hicieron. Es muy raro que no lo hayan puesto en el sistema”.
El hijo del presidente y su esposa, Carolyn Adams, en diversas declaraciones han dicho que rentaron la casa, pero al día de hoy, no lo han podido probar. En versión de estos agentes solo existen dos posibilidades: Que no hubo ninguna relación contractual y el dueño les “prestó” la casa o hubo un arreglo personal entre ellos. ¿Cuál?
El hijo del presidente y su esposa, una y otra vez, han declarado que rentaron la casa vía una agencia inmobiliaria, pero no existe ningún registro de esto. La duda fundada sobre el conflicto de interés y el tráfico de influencias de José Ramón López Beltrán va a seguir mientras no muestre los documentos del contrato de arrendamiento y los recibos mensuales de 6 mil 187 dólares (127 mil pesos).
Si después de semanas no se han presentado, hecho públicos esos documentos, lo más probable es que no existan y que la casa al hijo mayor del presidente le fue le “prestada” por Baker Huges, proveedora de Pemex, en compensación de sus buenos servicios. ¿Qué sentido tendría esconder los documentos?
La agresión e insultos del presidente al MCCI por la investigación que realizó y continua, pues hay tela de donde cortar, no resuelve las dudas y más bien las profundiza. La solución a cualquier duda es sencilla; que pida a su hijo entregue la documentación. No lo hará, porque no existe. Todo indica que le “prestaron” la casa.
Twitter: @RubenAguilar
Rubén Aguilar Valenzuela es profesor universitario y analista político.
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