El Papa Francisco: Su posición sobre la figura del Papa emérito

El pasado 24 de enero, la agencia de noticias Associated Press (AP) entrevistó al papa Francisco en el Vaticano, donde se tocan una gran cantidad de temas, todos ellos de gran importancia.

La agencia dio a conocer la entrevista un día después y está firmada por la misma empresa. Este trabajo tuvo una gran acogida mundial. Se ha convertido en una importante fuente de consulta sobre lo que piensa el Papa.

Quien lo entrevista es una periodista, que le pregunta sobre su relación con Benedicto XVI, el Papa emérito, y cuál es su posición sobre esta figura, que es nueva en la Iglesia. A continuación transcribo las preguntas de la periodista y las respuestas del Papa.

AP: Santo Padre, este ha sido un período difícil para usted, con el fallecimiento de Benedicto. El Papa emérito acompañó la primera década de su pontificado. ¿Cómo evalúa usted la institución, del pontífice emérito? Después de esa primera experiencia con Benedicto.

Papa: Benedicto fue un señor, nunca perdió su señorío y a la vez se puso en un nivel ... Al costado. Los primeros tiempos venía a las ceremonias, los cónclaves, alguna celebración. Estaba. Vino a comer a Santa Marta en el comedor … Después se fue enfermando, enfermando y ya dejó de venir. Dejó de salir. Solamente salía a hacer su paseo todas las tardes.

Yo lo visitaba y eso sí, cuando había un consistorio le llevaba a los nuevos cardenales. A él le alegraba que lo visitara. Últimamente las visitas se hicieron difíciles porque él ya hablaba muy bajo, muy bajo. Y tenía que estar sor Birgit (Wansing), que es la secretaria de 40 años que tenía, o monseñor Gaenswein, que sabían, escuchaban y repetían lo que decía el Papa. Recuerdo la última visita en la que él me habló, que fue a principio de año, que era casi imposible.

La última visita, estando él consciente, ya dos días antes de morir, un miércoles, cuando me llamaron, me fui para allá. Me miraba a la mano porque no podía hablar y la convivencia fue, yo diría de parte de él, heroica. Porque no es fácil inventar una convivencia así después de mil años. Él fue muy generoso, muy amplio y es verdad que algunos quisieron usarlo y él se defendió todo lo que pudo de eso. Y yo no tengo palabras para calificar la bonhomía de él, ¿no? Es un señor, un señorío de esos a la antigua usanza.

AP: ¿Usted tiene ya una idea de qué haría de forma diferente si llega el momento de su jubilación?

Papa: Me preguntaron una vez. ¿Y vos qué harías? Bueno, yo soy obispo emérito de Roma, si renuncio, me voy a vivir a la casa del clero de Roma, y punto. Es decir, la experiencia de Benedicto ya da lugar a que los nuevos papas que renuncien se inserten de una manera más libre, porque él todavía era esclavo, entre comillas, de un Papa, ¿no?

De la visión de un papa, de un sistema, ¿no? Esclavo en el sentido bueno de la palabra. En el que no era del todo libre, como quizás hubiera querido él volver a su Alemania y seguir desde ahí estudiando teología. Pero hizo todo lo que pudo para estar lo más cercano. Y esta fue una buena solución intermedia, una buena solución.

AP: ¿Y se van a promulgar normas, regularizar esa nueva institución de la Iglesia?

Papa: ¿La de papa emérito? No se me ocurrió. Le digo la verdad. Incluso no se me ocurrió hacer testamento sobre mí, no. Creo que la cosa se tiene que dar sola, ¿no? Y después de alguna experiencia más, ahí se podría regularizar más o reglamentar más. Pero por el momento no se me ocurrió.

AP: El fallecimiento de Benedicto, ¿cambia algo en su horizonte, del pontificado o de su propia jubilación?

Papa: Bueno, perdí a un papá y para mí era una seguridad frente a una duda, pedir el auto e ir hasta el monasterio y preguntar. Yo perdí a un buen compañero.

AP: ¿Usted le consideraba como un papá?

Papa: Y sí. Era un sentimiento de veneración. Voy a ser más atrevido. Pese a diez años de diferencia, lo consideraba un abuelo, con la sabiduría del abuelo, ¿no? O sea, una experiencia existencial. Me preguntaba cosas y es muy, muy detallado. 

De la entrevista se puede ver el enorme cariño y respeto que el Papa Francisco tenía al Papa emérito Benedicto XVI, al que veía como un abuelo sabio. Lo califica de gran señor. Deja también ver, que por lo pronto, no piensa jubilarse y tampoco generar una normativa para regular la figura del papa emérito. Eso, en todo caso, tocará a un próximo papa.

Asume que en el futuro podrá haber otros papas eméritos y una vez que ya hubo uno, tendrán más libertad de la que tuvo Bendicto XVI para decidir su vida y su proyecto. Piensa que al Papa alemán le hubiera gustado regresar su país, pero se sintió obligado, su posición era inédita, de permanecer en el Vaticano.

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Los textos de nuestra sección de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la fe.

 

 

Rubén Aguilar

Rubén Aguilar Valenzuela es profesor universitario y analista político.

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