ENTRE LAS FOBIAS más comunes que sufrimos los hijos de Eva están la aracnofobia, la airulofobia y la tripanofobia, nombres todos poco comunes que más bien nos parecen tan feos (o más) como lo mismo que provoca nuestro miedo extremo y ansiedad desproporcionada (objetivamente hablando, tanto las arañas, los gatos o las inyecciones poseen la estructura, belleza, utilidad o conveniencia propias de su ser)…
ASÍ COMO LAS FILIAS, las fobias se califican por la reacción exagerada (y hasta irracional) que presentamos ante el objeto o situación que rechazamos o buscamos, dejando a un lado obligaciones o prohibiciones que deberíamos enfrentar: seremos capaces de hacer lo imposible por tener (o no), por estar (o no) ante el punto aludido…
SI YO TENGO GUSTO o afición por las cerezas (¿se dirá “querasifilia”?) estaré viendo dónde compro, como, bebo, oigo y veo cerezas, además tapizaré mi habitación con carteles y fotos de tan sabroso fruto, y mi conversación (mañana, tarde y noche) no irá sino sobre todo lo relacionado a fruto tan atractivo, suculento y sensacional…
DEJEMOS A UN LADO lo que psicólogos van encasillando en aficiones, manías, filias y fobias, y te invito a que aterricemos en algunas actitudes que solemos tener los mortales y no necesariamente deben ser atendidas como una patología o enfermedad psicológica…
EL MENSAJE DE JESÚS se conecta sabrosamente con el Antiguo Testamento (¡fue un buen judío!) y allá, en el capítulo 9 del libro de Judith hay una situación que podríamos retomar con el cuidado y atención debidas (como siempre): aquella mujer se postra, se cubre la cabeza de ceniza e inicia su oración: ¡como si hubiera vivido un precioso miércoles de ceniza! (toma nota para el próximo año)…
EN EL VERSÍCULO 11 dice preciosamente lo que Jesús proclamará siglos después en el sermón del monte, por ejemplo: ¡Señor, no está en el número tu fuerza, ni tu poder en los valientes!, eres el Dios de los humildes, el defensor de los pequeños, el apoyo de los débiles, refugio de los desvalidos y salvador de los desesperados!…
PUES RESULTA QUE luego nos da –queriendo ser muy fieles y devotos, muy rectos y observantes de lo que mal leemos y peor interpretamos- por autocastigarnos y despreciarnos, por ningunearnos y socavarnos como si tal cosa fuera agradable a Dios, como si a Dios le molestara nuestro progreso y autonomía, nuestras legítimas aspiraciones y nobles ideales, como si nuestro lugar fuera tirarnos al piso para que Él nos recoja…
ENTRE LOS POLÍTICOS y gobernantes humildes se cuenta a San Eduardo (+1065) y a Santo Tomás Moro (+1535), que asumieron su lugar y autoridad para el servicio de los más necesitados, sin faltar a la justicia y sin pretensiones de megalomanía; entre los débiles y desvalidos podemos ver al portugués Juan Ciudad (+1550) -San Juan de Dios- entregado a servir a enfermos y dementes…
ENTRE LOS DESVALIDOS y desesperados murió –haciéndose como ellos- San Maximiliano María Kolbe (+1945), pero su vida transcurrió entre el arrojo del pionero y la valentía del misionero, en el trabajo evangelizador y la caridad con todos, enfrentando la barbarie con la serenidad de quien está en las manos de Dios…
SABIENDO QUE DIOS NO nos quiere agachones ni grises, Mary Ward (+1645) demostró que ante adversidades extra o intra-eclesiales bien se puede seguir adelante sin menoscabo a la obediencia y fidelidad: mucha historia supo hacer una mujercita en aquel siglo, mucha obra se escondía en apariencia insignificante, ¡y su obra sigue dando fruto, como la semilla de mostaza!…
SI AQUÍ O ALLÁ PRETENDEN contagiarte de fobia a la superación personal, si te tachan de “aspiracionista” porque no te conformas con dádivas que te amarran a la miseria, si te acusan de “conservador” o “retrógrada” porque defiendes valores e ideales que consideras nobles, te invito que vuelvas los ojos a los personajes mencionados y te lances hacia adelante…
EL MIEDO A LAS ALTURAS se llama acrofobia, y me quiero referir no sólo a la altura medida en metros, sino a la altura de miras e ideales, a la altura que te da una investidura o responsabilidad enfocada en el servicio auténtico, a la altura en la dignidad bien valorada y mejor defendida, tuya o de otros…
SI TU TIEMPO Y OCUPACIÓN se desgastan en echar tierra a los demás, en despreciar y descalificar gratuitamente a quien piensa diferente o no se alinea a tu opinión, tal vez sufres de acrofobia, de miedo a la altura propia o ajena, y entonces la boca se te llenará de palabras como mafioso, corruptazo, chayotero, señoritingo, pelele, machuchón, espurio, canallín, fifí y otras tantas que ya conoces…
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