Alberto Quiroga
Se nos recomienda lavarnos los dientes después de cada comida e ir con el dentista cada seis meses. Quien no lo hace, seguramente va cuando el dolor de muelas es insoportable y tal vez para escuchar que el problema es insalvable y se debe hacer una extracción. Los problemas que se pueden evitar con una sencilla práctica diaria, llegan a crecer a tamaños incontrolables si no hay constancia.
Tiene poco que vivimos la Semana Santa. Los templos se vieron más llenos que de costumbre, pero después, concluido este tiempo litúrgico, la asistencia decae, como si bastara ir sólo unas cuantas veces al año a estar con Dios en su casa.
La oración diaria y la Misa semanal nos ayudan a estar en contacto estrecho con Dios, y también a estar atentos a lo que puede dañar nuestra vida espiritual. Reconocer que necesitamos de la ayuda divina y entender que la lucha es constante, es necesario para estar alertas ante los peligros de la tentación.
Si nos apartamos de la Iglesia, nos volvemos insensibles a esta necesidad de dar gracias y alabar a Dios. Por esto, cada vez son más los que usan los días santos para fines muy distintos a los pensados originalmente. Otros solamente van en ocasiones especiales, pero se alejan la mayor parte del tiempo.
Quien va al dentista en casos extremos, escuchará que los daños son irreparables. Quien cuida a diario de sus dientes, los mantiene sanos.
Es más sencillo mantener nuestra salud espiritual, la gracia, si diariamente la cuidamos por medio de la oración, la reflexión y el servicio.
*Los artículos de la sección de opinión son responsabilidad de sus autores.
El comediante y cantautor participó en el Follow Festival de Monterrey, donde compartió su testimonio…
Aunque vivas con tu pareja sin estar casado, o estés divorciado y vuelto a casar,…
La Virgen de Zapopan regresó a su Basílica, localizada en el occidente de México, acompañada…
Miles de fieles acuden al santuario de Nuestra Señora de la Defensa, en Tlaxcala, para…
Jesús nos salvó del pecado eterno, pero sus consecuencias siguen para enseñarnos libertad, madurez y…
Dios perdona, pero también educa. Eva no fue maldita, sino incluida en la promesa del…