La depresión y la ansiedad creció en México como efecto de la pandemia de covid-19 y del 5 % de la población que las padece aumentó hasta el 30 %, según especialistas del Instituto Nacional de Psiquiatría y la Facultad de Psicología de la UNAM.
El número de los suicidios también creció, pero no existe estudios concluyentes que demuestren una relación directa entre el incremento de la tasa de suicidios y la situación social generada por la pandemia.
En 2020 la tasa de suicidios que registró el INEGI fue del 6.2 por cada 100 mil habitantes, un total de 7,818 casos, en 2019 llegó a 5.6 por cada 100 mil habitantes y en 2018 a 5.4 por cien mil habitantes.
La psicóloga Elena Medina Mora, directora de la Facultad de Psicología de la UNAM, sostiene que antes de la pandemia había una alerta sanitaria porque el 75 % de las personas con algún problema mental no recibían atención médica.
Con la pandemia, agrega, se ve un crecimiento significativo de la depresión y que en la realidad de México “se deben realizar esfuerzos mayúsculos para que la sociedad pueda acceder a un diagnóstico temprano y a los tratamientos”.
Para los especialistas en salud mental el impacto del covid-19 ha generado otra pandemia, las de las afectaciones mentales que no ha recibido la atención que requieren. En este momento es un tema de salud pública prioritario que exige una atención urgente.
La pandemia ha mostrado las graves carencias en este campo del sistema de salud pública. Se requiere el acceso universal a estos servicios de salud y la formación de más especialistas en el tema. Y advierten que en México la tasa de profesionales en siquiatría es de solo 10 por 100 mil habitantes y además están concentrados en unas cuantas ciudades del país.
Solo el 2.2 % del presupuesto de salud se asigna a las enfermedades mentales. Esto a pesar de la evidencia de que una de cada cuatro personas, entre los 18 y 65 años, ha pasado por algún momento de su vida por trastornos de este tipo.
De acuerdo con Luis Daniel Alviso, especialista en neurosiquiatria, el confinamiento provocado por la pandemia y la información diaria del número de contagios y muertes por covid-19 puede incidir en el incremento de la depresión y la ansiedad.
Efectos de la pandemia como el desempleo, el aumento de la pobreza, que los niños y los adolescentes no vayan a la escuela y el aumento de la violencia familiar son realidades que constituyen un entorno que acelera el aumento de la depresión y la ansiedad.
El crecimiento exponencial de las enfermedades mentales plantea una serie de preguntas a la Iglesia: ¿Cuál es su papel? ¿Qué puede hacer frente a esta realidad? ¿Cómo acompañar a las personas que sufren trastornos mentales?
(Con información de Perla Miranda, El Universal, 16.10.21).
Twitter: @RubenAguilar
Rubén Aguilar Valenzuela es profesor universitario y analista político.
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