Para Andrea, diciembre era un mes triste que la mayoría de las veces se prolongaba a enero; pasaba la mayor parte de los días deprimida o angustiada. Creía que era normal, lo atribuía al frío, al recuerdo de su madre o a la cuesta. Hace un año se animó a platicar de su depresión con una vecina y se dio cuenta que no es natural experimentar una tristeza profunda en esta temporada por más de dos años seguidos.
Esta es una condición conocida como Trastorno Afectivo Estacional (TAE), que se presenta generalmente en los meses de invierno y desaparece con el cambio de estación. Las investigaciones, iniciadas en la década de los 80 y profundizadas al inicio de este milenio, revelan una relación entre la menor exposición a la luz solar y el estado de ánimo.
Existen evidencias de una alteración en el ritmo circadiano, el reloj biológico de una persona, que regula el ciclo natural del cuerpo para dormir y despertar. Además, durante la temporada invernal el cuerpo produce más melatonina, que estimula el sueño, y menos serotonina, que combate la depresión.
A los factores del clima se suman otros generadores de estrés, como el duelo por los seres queridos o los animales de compañía, problemas familiares, de pareja o la situación económica.
Los síntomas atraviesan por el cansancio, pérdida de interés, problemas para dormir o hacerlo en exceso, necesidad de comer, aumento de peso, aislamiento de amistades o familiares, desesperanza y pensamientos suicidas.
Aprovechar la mayor cantidad de luz natural posible puede ayudar a disminuir los síntomas. Otras recomendaciones son evitar alimentos con muchas calorías, azúcar o grasa, y pasar tiempo con amigos y familiares.
Contar con una red de apoyo familiar o comunitaria ayuda a encontrar la luz necesaria para enfrentar esta depresión o acercar a las personas que padecen el TAE a la atención que les ayude a procesar sus emociones.
En 2020, el Consejo Ciudadano de la CDMX diseñó el programa Invierno Emocional para brindar apoyo psicológico a quienes enfrentan esa tristeza profunda, como fue el caso de Andrea.
En la temporada invernal pasada, a través de la Línea de Seguridad o Chat de Confianza, 55 5533 5533, apoyamos a más de 10 mil personas de todo el país, el 71% mujeres y más de la mitad en el rango de edad de 18 a 30 años.
Este año, ante la posibilidad de reencuentros con seres queridos, las probabilidades de un mejor estado de ánimo son mayores. Una confianza que podemos fortalecer desde la comunidad.
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