Hay culturas que valoran la novedad (como la griega) y culturas que valoran el desprestigio (como la nuestra). En uno de los libros de Hipócrates está escrito: “Descubrir cosas nuevas o rematar las investigaciones que aún no se han concluido, es la ambición y tarea de la inteligencia”.
Mirando lo que sucede en el Congreso mexicano, arrasado por el Movimiento de Regeneración Nacional, el paradigma es opuesto: los legisladores están empeñados en destruir cosas nuevas y en matar las investigaciones que no se han terminado, aunque sean para el bien común, estén dentro de la Constitución y sirvan para algo.
Según cuentan en Biografía de la Humanidad (Ariel, 2019) José Antonio Marina y Javier Rambaud, “Aristóteles se refiere a un tal Hipodamos que, en un proyecto de Constitución, había propuesto una ley para recompensar a quienquiera que inventase algo útil para la patria”. Si bien se trataba de una iniciativa difícil de concretar, narra con precisión la diferencia entre la novedad bien fundamentada y el desprecio. Entre el deseo de hospedar a la patria en un hogar donde todos quepan frente al capricho de ganar las próximas elecciones.
Hipodamos en el Congreso mexicano aparecería como una rareza digna de escarnio. Rápidamente se le pondría el mote de fifí. La democracia lo exigiría, pero el juego que se juega en el sistema político actual es el de suma cero.
*Los artículos de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la fe.
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