En el marco del “Seminario sobre las plagas de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México. Prevención, control y erradicación”, que se llevó a cabo esta semana tanto de forma virtual como presencial, se realizó un recorrido por las azoteas y exteriores de la iglesia catedral, en compañía de especialistas como el doctor en biología Pablo Torres y el biólogo Moisés Adrián Rodríguez Ibarra, de la Coordinación Nacional de Conservación del INAH.
En el recorrido, realizado el martes 2 de marzo, se hizo notorio el descuido y abandono de la Catedral Metropolitana de México. Se vio y analizó a insecto, aves y mamíferos, así como plantas y plagas de diversas especies. Seguro que en un estudio más profundo encontraremos carcomas, polillas, coleópteros, larvas, maderas dañadas, orificios y túneles de las plagas.
Por lo que se ha podido ver, será necesario hacer procesos específicos de desinfectación, desinfección y fumigaciones adecuadas. Se necesitará una cámara de fumigación, al entrar y salir las obras de museos y monumentos históricos. Pero para esta bonita idea hace falta una buena gestión de política pública y, no se diga, dinero.
Las plagas tienen un ciclo de la vida, las larvas no se pueden ver, sólo se detectan en los procesos de intervención, pues están en el interior de la madera y sólo, con una buena revisión, observando cuidadosamente la policromía y las maderas; las plagas sólo son visibles de adultas. No hay equipo para detectar las larvas al interior de la madera.
Repasando un poco, las termitas subterráneas viven en colonias, y causan daño a las imágenes y a todos los bienes muebles. La esperanza de vida de las termitas es de 20 a 25 años. No se ven, hasta que empieza el colapso.
Las termitas soldado, en la etapa productiva, se dispersan con sus alas y forman colonias en árboles y casas.
Por ello, se requiere de una intervención integral, conocer bien a las termitas. Al lado las jacarandas se generan las plagas en muchos casos. Hay que detectar los nidos, controlar el exterior e interior. Se necesita de la biología aplicada a la conservación y, sólo desde la experiencia y la especialización.
Termitas subterráneas, caminos de lodo y gránulos fetales. Tienen los termiteros a la distancia, hasta afuera de los edificios colonizados.
Las termitas de madera seca, son colonias menos numerosas, en vigas, puertas, muebles; perforan hasta muros de hormigón. Son sensibles a la luz, se ocultan. Se alimentan de madera. Encontrar el termitero, buscar en el entorno seguirtúneles de desplazamiento de termitas, aunque el barrenador se alimenta de termitas, no acaba con ellas. Se recomienda no tapar y evitar maquillar los daños visibles, pues se generan mayores daños, hay que atender, antes del colapso. Cuando se detectan, el daño es irreversible, pueden colapsar y lo han hecho, los retablos
Hormiga roja arriera, excavadoras, nidos perennes, se alimentan de termitas, sus hormigueros son profundos y muy grandes. Diferentes entradas y salidas. Otra vez conservación preventiva. La hormiga roja requiere un tratamiento biológico y químico.
Las avispas, lodera y papelera, son las que no son abejas ni hormigas, tienen un aguijón con veneno muy doloroso, incluso pueden provocar la muerte. Se alientan de termitas. Se adosan a los retablos, y si se retiran los panales hay que consolidar el retablo. Retiro de avispas, daños a la población, pero el control biológico…
La polilla de los textiles, con sus larvas, ataca y destruyen alfombras, pieles vestimentas antiguas y tejidos de lana, los archivos antiguos, pues de ello se alimentan. Hay que orear al sol los textiles, ventilarlos. Quitemos y evitemos que se alimenten de los textiles, cortemos los ciclos de vida de las plagas.
Pececillo de plata, se desarrollan en ambientes de humedad y de oscuridad. Viven en los documentos, no hacen nidos. Se encuentran de noche, en grietas o detrás de los muebles. Hay insectos solitarios, pero también hay otros que viven en colonias, sociales y rastreros, etc.
Las cucarachas son omnívoras, de todo lo que encuentran se alimentan, la mayoría de sus hábitos son nocturnos y las detectamos por los daños. Son muy difíciles de erradicar y de cómo blindar los lugares, son muy resistentes. Son transmisoras de muchas enfermedades.
Palomas, tortolitas y conguitas. Las escretas son de un olor insoportable y dañan las imágenes con ácidos. Se ha intentado el uso de mallas protectoras, un paliativo, de construir palomares, dándoles un hábitat pues se los hemos destruido. Llegan a generar enfermedades pulmonares.
Control de plagas, se necesita el apoyo de las comunidades; el INAH no puede todo. Se requiere mucho trabajo y mucha experiencia. Lo interdisciplinar, estudios y diagnósticos.
El P. Salvador Barba es el enlace para la Reconstrucción de los Templos de la Arquidiócesis Primada de México y Director de la Dimensión de Bienes Culturales de la misma Arquidiócesis.
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