‘Y ¿qué hiciste hoy de provecho?
Era la pregunta que mi mamá, qepd, solía plantearme diario, en algún momento en que nos sentábamos a comer o a platicar. Era su modo de iniciar la conversación, y al mismo tiempo implicaba que no esperaba simplemente una charla cualquiera y mucho menos chismes, sino que me invitaba a repasar mi día revisando si había vivido algo que me hubiera dejado una enseñanza, o si había hecho algo bueno por alguien, o si había practicado algo para lo que tenía cierta habilidad, en fin, quería que yo recordara si había hecho algo que hubiera sido provechoso para otros o para mí, y se lo platicara.
Esa revisión de la jornada que ya había transcurrido, era más fácil si antes de que la jornada empezara me proponía hacer algo de provecho y le pedía ayuda a Dios. De ese modo la vivía con un propósito, y estaba más atenta para aprovechar las oportunidades que se me iban presentando para hacer algo de provecho.
Recuerdo esto ahora que empieza un período vacacional que para muchos alumnos abarcará mes y medio. Están a muy buen tiempo para proponerse no desperdiciar sus vacaciones dedicándose a jugar videojuegos, ver películas, comer botanitas y chatear con sus amigos, sino que se propongan hacer algo de provecho, en estos tres aspectos:
Son sólo unas cuantas sugerencias entre muchas otras que se les ocurran para que al terminar las vacaciones, puedan sentirse satisfechos de haber dedicado ese tiempo no sólo a descansar, sino a hacer algo de provecho.
El Papa hizo esta promesa a la Virgen del Carmen en 1990.
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