Los he oído muchas veces comentarlo. Los hermanos separados que se vuelven católicos suelen decir que al descubrir que la Iglesia Católica es la que fundó Cristo, les costó vencer prejuicios que tenían sobre ciertas prácticas y devociones católicas que siempre criticaron. Y casi siempre mencionan las imágenes, pues como interpretaban la Biblia por su cuenta, creían equivocadamente que la Palabra de Dios prohíbe hacer imágenes, por lo que les parecía reprobable e incluso pecaminoso que hubiera imágenes y estatuas en iglesias.

Pero Dios no prohibió que hubiera imágenes (si así fuera no habría pinturas, esculturas, fotos o videos). Lo que prohibió fue hacer imágenes para adorarlas como ídolos, es decir, crearse falsos dioses. El hecho de que los católicos tengamos imágenes no contraviene esta prohibición. El Catecismo de la Iglesia enseña que sólo a Dios hemos de adorar. Las imágenes en nuestros templos y casas no están allí para ser adoradas, sino para recordarnos a quienes representan. Es como cuando vemos la foto de un ser querido; no la adoramos, nos sirve para recordarlo.

Pues bien, a pesar de comprender esto, nunca faltan conversos que dicen que de todos modos les cuesta trabajo acostumbrarse a ver ciertas imágenes en su parroquia, y casi siempre mencionan como ejemplo la del Sagrado Corazón de Jesús. No entienden y les impacta e incluso repele, que tenga por fuera el corazón.

Para que desaparezca su aversión basta explicarles que sabiendo Jesús que, como se dice popularmente, ‘las cosas nos entran por los ojos’, quiso darnos un recordatorio visual de cuánto nos ama. Quiso que al mirar Su corazón encendido, coronado de espinas y teniendo en el centro la cruz, tengamos presente que porque nos ama se hizo Hombre, padeció y murió para rescatarnos del pecado y de la muerte. Por eso se le reveló a santa Margarita María Alacoque mostrándole Su Corazón, y se difundió esta imagen.

Consideremos esto: si un joven tuviera un video donde su novia le envía besos, probablemente le gustaría verlo una y otra vez, porque lo haría sentirse amado por ella. Pues si esto es así a nivel humano, ¡cuánto más contemplar el Sagrado Corazón de Jesús! Verle expuesto no debe horrorizar a nadie, sino ayudarle a tener presente que el Señor le ama con amor, incondicional, infinito, ardiente.

Más artículos del autor:  Lo verdadero, lo bueno y lo bello de la Eucaristía

Visita la página web de Alejandra Sosa Ediciones 72

*Los artículos de la sección de opinión son responsabilidad de sus autores.

Alejandra Sosa

Es escritora católica y creadora del sitio web Ediciones 72, colaboradora de Desde La Fe por más de 25 años.

Entradas recientes

Viaje del Papa León XIV: minuto a minuto de su primera gira apostólica por Turquía y Líbano

En el segundo día de su viaje, el Papa encabezará encuentros de oración en Estambul,…

1 día hace

Vivimos tiempos difíciles

Nosotros hagamos lo que nos toca, que es orar por nuestras autoridades y educarnos para…

1 día hace

Calendario Litúrgico 2026 ¡Descárgalo gratis!

Desde la fe te comparte el Calendario Litúrgico 2026. Descárgalo gratis y entérate de las…

2 días hace

¿Es posible esperar la paz en México hoy?

La realidad que enfrentamos desafía nuestra fe y nuestra esperanza: la violencia desatada por el…

3 días hace

El discurso de odio

México necesita un gobierno que trabaje y respete a todos sus ciudadanos y no un…

3 días hace

Acerca de la nueva nota doctrinal Mater populi fidelis

Poner en tela de juicio las decisiones doctrinales del Santo Padre no hace bien, no…

3 días hace