AYER: El clima extremo fue un obstáculo natural que el ser humano enfrentó aprendiendo a controlar el fuego: eso sucedió hace muchos, muchos siglos. Luego vino el control de la agricultura y la ganadería, que aportaron al ser humano provisiones alimentarias más estables y abundantes que la cacería y la recolección. Las técnicas para hacer una choza -primero- y llegar a hacer un castillo -después- se fueron acumulando y perfeccionando para lograr poblados y ciudades. La invención de números y letras (primero las cuentas y luego los cuentos) hizo posible que se pasara de escribir en barro -con mucho esfuerzo- a escribir en papel -con facilidad y abundancia-. Johannes Gutenberg (vivió a la par del s. XV) hizo mucho más por el progreso y la civilización que muchos políticos y empresarios.

HOY: Desde la así llamada Revolución Industrial (con la máquina de vapor como protagonista) se han sucedido inventos y artefactos como si fueran parte de una evolución extra-humana acelerada y omnipresente, al punto que ya nos merecemos otro nombre y no el de humanos (¡perdón si estoy exagerando, pero aún así sospecho que me quedo corto!). Lo que hoy conocemos como “inteligencia artificial” sin duda marcará un hito en la historia de la humanidad, de ahí que se levantan sospechas en torno a su utilidad, se fantasea sobre sus posibilidades, se teme su desarrollo, se hace urgente un marco legal-jurídico para su uso, se cuestiona -incluso- su moralidad.

SIEMPRE: Son preciosas y precisas las palabras de Jesús en el contexto del Sermón de la Montaña: Busca primero el Reino de Dios y lo demás vendrá por añadidura (Mt 6, 33). Sin duda las pronunció con la directa intención de que cuanto somos y hacemos lo orientemos para la gloria de Dios y el beneficio del ser humano. Aunque sé que nuestra condición de pecadores nos pone en riesgo tremendo de hacer mal uso de los avances científicos y tecnológicos, me alienta saber que la voluntad salvadora de Dios continúa impulsando nuestra vida humana y rectificando su avance. Seguiremos siendo humanos porque Dios mismo nos pone en nuestro lugar.

P. Eduardo Lozano

Entradas recientes

¿Quién es Monseñor Samaniego, obispo electo de Texcoco, nombrado por el Papa León XIV?

El Papa León XIV nombró a Mons. Carlos Enrique Samaniego López como nuevo Obispo de…

3 horas hace

Rosario por la Paz: ¿Cómo rezarlo paso a paso?

Te ofrecemos el paso a paso para rezar el Santo Rosario por la Paz en…

8 horas hace

León XIV, otro estilo

Tengamos apertura de mente y de corazón, para descubrir los caminos por donde el Espíritu…

11 horas hace

Nuevo ataque a la democracia mexicana

La misma que hoy propone una Reforma Electoral es la que llegó al poder pasando…

11 horas hace

5 hábitos diarios de santos que puedes copiar para acercarte más a Cristo

¿Te has sentido desanimado por haberte propuesto “estar más cerca” de Dios y (bajo tu…

15 horas hace

Valorar, cuidar y aprender de nuestros adultos mayores

Sería deseable que uno de los frutos del jubileo de la esperanza que estamos viviendo…

19 horas hace

Esta web usa cookies.