TODAVÍA NO NOS REPONEMOS de la sorpresa veloz del Lunes de Pascua (¡gracias, Papa Francisco!, por darnos la paz de Cristo incluso con tu muerte), y nos encontramos a la espera del nuevo Papa, que seguramente ya estará elegido para el próximo domingo 11 de mayo: nuevas sorpresas y la misma gratitud de todo el orbe católico, nuevos modos y la misma respuesta de los fieles, nuevos rostros y la misma fe del pueblo de Dios, un nuevo Papa y la misma Iglesia fundada sobre la roca del Apóstol Pedro… OPINIONES Y COMENTARIOS de todo tipo se han vertido entorno a lo que sucede en Roma y no es para menos, pero no todos llegan a lo más: se quedan elucubrando sobre la nacionalidad del elegido, que si es de avanzada o tradicionalista, que si será joven o viejo, que si es monedita de oro para que les caiga bien a todos… SÉ MUY BIEN QUIÉN SOY (soy hijo de Dios por el bautismo) y por eso afirmo lo siguiente: Jesús nos dará un pastor según su Corazón y no según nuestras especulaciones y componendas, Jesús pondrá al frente de su Iglesia al pontífice que nos confirme en la fe y no uno de acuerdo a ideologías de a tostón, Jesús se hará presente con toda su Divinidad en nuestra frágil humanidad… PONGAMOS EN CLARO que Jesús eligió -entre muchos discípulos- a Doce Apóstoles, y entre ellos a Simón, hijo de Juan, le dio el nuevo nombre (que en su origen fue apodo) de Pedro; y ninguno -¡ninguno!- de los elegidos por Jesús tenían cualidad de excelentes, de sabios, de expertos, de políglotas, de estadistas; más bien eran pescadores, recaudadores de impuestos, politiquillos, arrebatados, intempestivos, pragmáticos, medio celosos, desconfiados (y las cosas no han cambiado mucho)… Y MÁS EN CLARO DIGAMOS que la Iglesia, con todo y sus ropajes temporales, con todo y sus crisis recurrentes, con todo y sus sombras siniestras, con todo y sus miembros pecadores (¡Judas, Judas!, ¡no te escondas, no te pierdas!), es la Esposa de Cristo, es Servidora del Reino, es Luz para los pueblos, es el Sacramento Universal de salvación que Dios quiso establecer para que lo conozcamos, lo amemos y sirvamos siempre más y mejor… DESDE LA INSIGNIFICANCIA de estas letras quiero hacer una invitación a los señores Cardenales que están a punto de entrar en cónclave: por favor métanse a lo serio en la votación, discutan, intercambien opiniones, hagan y deshagan como les plazca y tanto la ley como la caridad les permitan, tárdense lo que quieran, vuelvan a votar si es necesario, y den a la Iglesia y al mundo (sí, al mundo) un nuevo Papa… EN EFECTO, YA TE DAS cuenta que mi invitación no les hace falta a ellos, sino a nosotros, mortales de a pie, laicos comunes, feligreses simples y llanos, presbíteros de aquí y de allá, obispos de dulce o de sal, religiosas de todo peso y color (llenitas y menudas, o escuetas y larguchas, que también hay verdes, amarillas, azules, cafés, negras, rojizas, grises y acaso alguna medio descolorida): caigamos todos en la cuenta que la Iglesia sigue siendo humana… HAGAN SUS APUESTAS por quién será elegido, pero de modo inteligente, es decir, apuesten a que tendremos el Papa que Dios juzga conveniente, aquél que Cristo sostenga con su misericordia y lo guíe con luz, el que nos siga llevando por la historia de este mundo hasta la eternidad, el que nos confirme en la fe, nos anime en la esperanza y nos impulse a la caridad: ¡sí, ahí vieneeeee!… NO SOY QUIÉN PARA darle la bienvenida al nuevo Papa y de todos modos se la doy, pero con la compañía –cálida y fresca a la vez- de todos ustedes, amables lectores con “ele”, que con su plegaria y cercanía a la Iglesia también se convierten en lectores con “e” (o sea: electores), pues donde dos o más se reúnen en el nombre de Jesús, ahí Él se hace presente, y con nuestra oración hasta ¡hemos participado en el cónclave!, pidiéndole a Jesús que nos dé pastores santos, según su Corazón…
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Se trata de una pesca a pedido o sugerencia de Jesús, precedida por una noche…
Que al sucesor de Pedro, el Espíritu de Dios le dé la fuerza de defender…
El Cristo Negro de San Román celebra 460 años de haber arribado a Campeche luego…
Unámonos en oración, pidiendo al Espíritu Santo que guíe a los cardenales en la elección…
El próximo Cónclave es importante, sí. Pero más urgente aún es el cónclave que cada uno…
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