AYER: Me acuerdo muy bien de varios detalles: fue un debate político en el auditorio del Seminario Conciliar, de cara a las elecciones del año 2000; ahí los representantes de partidos exponiendo sus idearios, estrategias y lo que quisieron. A excepción del priista (se sentó a la mesa en uno de sus extremos y permaneció de lado, y así leyó el documento que preparó con doble dosis de aburrimiento), los exponentes daban cara a los asistentes y hablaron con apertura y sencillez. Llegó el momento de las preguntas recogidas por el moderador en anónimas papeletas; yo dirigí una directamente al personaje ya aludido: ¿Están listos para perder? Su vaga respuesta solo confirmó que asistió casi en calidad de bulto.

HOY: La pregunta sigue siendo actual y directa para quien participa en cualquier competencia, sobre todo si ya ejerce (o al menos intenta ejercer) un mandato para el que fue elegido: ¿Estás listo para perder? De modo natural todos buscamos prepararnos para la victoria, pero engolosinándonos con la propia voz, rápido descartamos la posibilidad de la derrota. Es una realidad: todos podemos fallar en mayor o menor medida, y habríamos de estar preparados para reconocer –en buen juego- que no somos los mejores o que no logramos el triunfo anhelado. “Errare humanum est” dicta en latín aquella frase ya clásica. Y leámosla completa en español: “Equivocarse es propio del ser humano, pero permanecer en el error es diabólico”.

SIEMPRE: La historia política de la humanidad nos enseña que quienes no aprenden a ganar en buena lid, tampoco saben perder; entonces buscan eliminar a sus oponentes o al menos a someterlos con triquiñuelas que rayan en lo diabólico. ¿Te acuerdas de Rufo Coyote? Siempre se queda como víctima de su ineptitud y no ayudan artefactos de marca que terminan por revertirse contra él, y aunque acaso gana simpatías por mera lástima, es el Correcaminos quien finalmente resulta indemne. Quien cancela la posibilidad de la derrota se queda como tonto, como Rufo, y seguirá inventando tretas. Quien compite respetando reglas y sin trampas, tendrá mucho más que una victoria: su premio consistirá en haber competido con lealtad.

P. Eduardo Lozano

Entradas recientes

Para andar entre hombres

En este tiempo acelerado pareciera que los fines se determinan en función del uso de…

2 horas hace

El “orgullo” de ser gay

Seamos muy respetuosos con las personas homosexuales; nada de desprecios y discriminaciones, pero no podemos…

3 horas hace

¿Qué pide el Papa León XIV en sus intenciones de oración para julio de 2025?

En sus intenciones de oración para julio de 2025, el Papa León XIV pide rezar…

5 horas hace

¿Cómo es Castel Gandolfo, el lugar donde el Papa León XIV pasa sus vacaciones?

Con el Papa León XIV, Castel Gandolfo vuelve a convertirse en un lugar de descanso…

7 horas hace

¿Qué es la empatía y cómo puedo ejercerla con el prójimo?

La empatía es uno de los principales fundamentos que deben tener los católicos con el…

8 horas hace

“Sueño con una Iglesia fiel al ejemplo de Cristo”: primera canciller de la Arquidiócesis de México

En entrevista con Desde la fe, María Magdalena Ibarrola y Suárez habló sobre su histórico…

1 día hace

Esta web usa cookies.