CONTINÚA LA INVITACIÓN hecha por los Obispos de todo el país para orar por la paz en nuestra Patria; y hay que subrayar que – según la máxima establecida por san Benito- la mejor oración es la que va acompañada del respectivo trabajo: “Ora et labora”, es decir, reza y trabaja, ponte en la presencia de Dios pero no descuides el debido quehacer, levanta tus manos al cielo pero sin descuidar las tareas terrenales…
LA ACCIÓN PERMANENTE de tantos bautiza- dos sigue su curso en lo discreto y sencillo: quienes organizan la distribución de despensas para familias necesitadas, los que visitan a reclusos en orden a una reinserción social favorable, o los que apoyan a migrantes y desplazados, los que patrocinan comedores populares, o los que dan servicio como voluntarios en asilos, orfanatos, dispensarios médicos, ¡en fin!, hay que decir que todos ellos están en acción constante en favor de la paz…
QUIERO MENCIONAR –con todo cariño y respeto- a tantas y tantas viejitas que tal vez ya no tienen la fuerza para trabajos como los mencionados, pero que siguen aportando su plegaria en templos y capillas, en el lecho de la enfermedad o la ancianidad, que imploran al cielo a sabiendas que Dios sabe escuchar la voz del huérfano y de la viuda (Sal 146,9); ciertamente sin su plegaria escondida y discreta estaríamos más pobres…
A LO LARGO Y ANCHO de nuestra patria funcionan organizaciones que trabajan en la promoción y defensa de los derechos humanos y laborales, en favor de migrantes y marginados; sus labores a nivel jurídico, mediático, académico, social, se desarrollan sin la luz de los reflectores ni el ruido de campañas políticas, muchas veces con recursos escasos y no con los enormes presupuestos que manejan los que saben esculcar el erario público…
SE DIERON A CONOCER aquellas mujeres llamadas “Las Patronas”, que surten de un amoroso itacate a migrantes e indocumentados, que montados en “La Bestia” cruzan su municipio hacia el norte en busca de mejores oportunidades, ¿acaso no están trabajando por la paz y en favor de quienes sufren marginación y maltrato?…
EN OTRO AMBIENTE, y con un corazón semejante, en plena época de pandemia abrió sus puertas el Refettorio Mérida en una casona en las inmediaciones del centro político de Mérida, ¿su objetivo? pues dar de comer a indigentes pero con una particularidad solemne: los hacen sentar a la mesa y les ofrecen platillos gourmet (¡en serio!), pues la intención no es solo llenarle la panza sino también ayudarles a recuperar su autoestima, hacerles conscientes de su gran dignidad como personas; eso también me parece que es un buen trabajo por la paz…
HAY QUE DECIRLO con toda claridad: ni la Iglesia tiene la exclusividad en hacer el bien a los más necesita- dos, ni el Estado podrá nunca resolver tantas situaciones de vulnerabilidad y exclusión; de hecho, muchas de las iniciativas que surgen en ámbitos culturales, educativos, de salud pública o promoción social, surgen de la iniciativa privada, de hombres y mujeres que más allá de una filiación política o un credo religioso, sencillamente quieren hacer el bien porque su corazón se los dicta…
HACE APENAS UNOS DÍAS me maravillaba –junto a tantos hombres y mujeres- con las imágenes que está enviando el observatorio espacial James Webb, ahí se contempla la grandiosidad y belleza del universo: una oscura inmensidad tachonada de miles y miles de estrellas y galaxias; pero debo decir que mucho más me maravilla que en la tremenda oscuridad de nuestra miserable humanidad tan llena de injusticias y desigualdades, brillan con mayor claridad y calidez las buenas iniciativas en favor de los desfavorecidos y excluidos…
VIENE A MI CABEZA el versículo 7, capítulo 3, del libro de la Sabiduría: los justos brillarán como chispas que se pro- pagan en el cañaveral, es decir, aunque no sean relámpago que baja tronador del cielo, aunque no sea terremoto que descuaja los cerros, aunque no sean ola impetuosa que hunde un barco, de todos modos la acción discreta y constante de tantos hombres y mujeres que trabajan y luchan por la paz seguirá hasta que el mundo acabe…
TERMINO INVITÁNDOTE a que no te dejes apantallar por los que dicen tener estrategias para la paz y son puro jarabe de pico, sácale raíz cuadrada –y hasta cúbica- a los que presumen de defender a los pobres (así lo hacía el Iscariote) pero terminan embolsándose los dineros y sólo les dan atole con el dedo; desconfía de quienes presumen su entrega social y resultan populistas de tercera o cuarta; más bien anímate a participar en la construcción concreta y directa de la paz en tu entorno más cercano, ahí donde puedes poner tu mano, tu tiempo, tu corazón…
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