YO RECIBÍ MI REGALO de Navidad desde el mes de agosto, recién había cumplido 30 años de sacerdote, y a semejanza de los obsequios que Jesús Niño me había hecho en años anteriores (¡siempre sorpresivos, siempre especiales, siempre insuperables!), también éste me llenó de gozo y ha constituido un acicate peculiar en la vida y tareas que asumo y desempeño…

Y HOY MISMO -6 DE ENERO- me estoy ocupando en ayudar a los Venerables y Sabios Hombres Buenos y Dignos que –venidos de Oriente, como el sol cada mañana- llegaron hasta Jesús para ofrecerle oro, incienso y mirra: dones preciosos y adecuados para indicar la grandeza, la divinidad y la humanidad de Aquel que nació para nuestra salvación…

MI REGALO NAVIDEÑO (¡me lo dio Jesús Niño!) no consistió en preciosuras, gentilezas o exquisiteces con que luego me halagan finísimas personas que me aprecian (¡mil gracias a todos los aludidos!), ni mucho menos en las chunches y trebejos que luego reparten por docena quienes buscan quedar bien (¡también se les agradece, amables interfectos!)…

UN AUTÉNTICO REGALO –déjame decirlo así- es aquel en donde se siente el palpitar de la persona amada, en donde se expresa la vibración del alma, la calidez del afecto, la sana preocupación del donante para que el agraciado esté y sea mejor…

EN EFECTO, DESDE AGOSTO pasado Jesús mismo me obsequió con varias personitas que están haciendo muy llevadero mi ministerio, que suavizan lo que está áspero y endulzan lo que podría parecer pesado o amargo, pero que no es sino parte de la vida; es un regalo que mis hermanos presbíteros –aquellos con quienes comparto más cercanamente el ministerio- ya habían disfrutado desde hace tiempo, y del que ahora también yo soy beneficiario…

Y SIN MÁS RODEOS DIRÉ que se trata de la comunidad de religiosas que nos atienden en la “Casa Sacerdotal Cardenal Corripio”, que por nombre oficial se llaman “Hermanas Cooperadoras de Betania” y por mística y vocación asumen la atención sacerdotal en el plano meramente doméstico y familiar, cálido y afectuoso conque nos arropan inmerecidamente…

SON TANTAS Y VARIADAS las preocupaciones cotidianas que todos –toditos-todos- enfrentamos en la responsabilidad que tenemos, y siempre hay alguien que está a la base, en lo escondido, en lo práctico y funcional; pero tal servicio se convertiría en carga fastidiosa e inaceptable si no lo alienta una convicción seria y profunda, sólida y clara…

POR FAVOR ABRE BIEN tus ojos y tu inteligencia para que descubras qué regalo te dio Jesús Niño en el año que ya concluyó; estoy seguro que no llegó envuelto en celofanes ni con marca registrada, tampoco fue hecho en fábricas chinas ni por artesanos mexicanos, mucho menos consistió en una baratija que rápido se acaba, pues lo que nos ofrece Jesús siempre es para nuestra salvación…

Y DECÍA QUE ANDO ocupado en colaborar con los así llamados “Santos Reyes”, pues siempre necesitan que les echemos una manita ya que su tarea no consiste en llenar de tilichitos a tantos y tantos niños que deben atender, sino en proveerlos de lo básico e indispensable para la vida: el amor y respeto a Dios y a la Patria, el servicio a los demás y el cuidado de toda la creación (entre otros tantos rubros)…

TAMBIÉN HE DE CUIDAR que los tales “Magos de Oriente” no se me hagan bolas ni se dejen embaucar con los más variados e hipocritones Herodes que merodean en palacios y pantallas, que se regodean en zalamerías y argumentaciones estrafalarias, todo con el afán de esconder sus más perversas intenciones…

Y DESDE AQUÍ LES DIRÉ a Melchor, Gaspar y Baltasar, que los mejores dones que pueden llevarle a los niños no consisten en un juguete sino en juegos vividos con ellos, ni en imágenes de pantalla sino en relaciones en vivo y a todo color, ni en seguridades y protecciones ficticias sino en retos y desafíos propios de su edad que los capaciten para los retos y desafíos de la vida real…

SI EL PRÓXIMO SÁBADO vas a la peregrinación de la Arquidiócesis de México a la Basílica de Guadalupe, pues nos daremos un saludo y especial despedida al pie del carillón del Atrio de las Américas al término de la celebración de la Santa Misa: ahí te diré un par de cosas que servirán para el 2019…

P. Eduardo Lozano

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P. Eduardo Lozano
Etiquetas: opinion

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