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¿Un terrenito en el cielo? Sacerdote católico responde a la absurda oferta de un pastor

Párroco y director de la Dimensión de Bienes Culturales de la Arquidiócesis Primada de México, el padre Salvador Barba respondió de forma contundente a la declaración de “venta de lotes en cielo” que se anunció recientemente en un templo religioso de Estados Unidos.

Al respecto, el sacerdote brindó una fundamentada respuesta a la curiosa noticia, cuya bases y argumentos recoge Desde la fe en este enriquecedor comentario:

“Lo primero que me ocasiona el ver estas ‘ofertas de comprar terrenos en el cielo’ es notar la mentalidad mercantilista en la cual vivimos. Todo lo queremos comprar, inclusive lo que no es comprable”.

“El reino de los cielos es algo a lo que Cristo Jesús nos abrió las puertas. Y para poseer algo en el cielo tendríamos que recordar que fue la sangre de Cristo la que nos redimió. Él quiere la salvación de todos los hombres para que tengan vida eterna, el Cielo no es algo que se compra. De hecho, las puertas del cielo nos las cerramos nosotros mismos. Si hablamos simbólicamente de ‘compra’, habría que aclarar que Cristo nos compró el cielo para todos”.

“Hay un texto bíblico en el que se nos habla sobre un hombre que muere y la viuda se casa con sus siete hermanos, pero ninguno de ellos deja descendencia (cf Mc 12, 18-27). Le preguntan a Jesús, de cuál de los siete será mujer. La respuesta es que son incrédulos que no observan la Escritura, pues el reino de los cielos es del Señor y allá seremos como ángeles, sin secciones ni espacios; en igualdad y armonía”.

Pretender la venta de lotes de terrenos en el Cielo “es un desconocimiento de lo que es el Cielo y del llamado a la vida eterna. Insiste Jesús, hablando de ese ignorar, o de poner algo distinto a lo que la Escritura y el Señor nos revelan, que allá seremos como ángeles. Es la frase que Jesús usa en el evangelio y nos invita a participar de su vida plena. Si creemos en esa repuesta de la invitación de Dios, entonces es con nuestras buenas obras como podríamos, entre comillas, ‘comprar’ la salvación, en el amor a Dios y en el amor a los hermanos”.

“Otras palabras de Jesús en referencia al Cielo poco antes de su ascensión para volver al Padre y tomar su lugar como Señor y Redentor de los hombres, es que Él nos prepara un lugar, y que hay espacio para todos”.

“La promesa de Jesús es clara: me voy y hay lugar para todos. Es un mundo nuevo, una realidad nueva. Estamos conscientes de esa certeza: el paso de la muerte es el paso a la vida eterna. Si aquí tenemos grandes momentos de paz, de alegría, de felicidad y tranquilidad, allá será en plenitud, sin ninguna limitante”.

“Pero es fundamental precisar: ¡la salvación ni se vende ni se compra! Es una gratuidad de Dios, y hay lugar para todos, no se trata de apartar mi lugarcito. El reino de los cielos no es como los reinados de este mundo, que se corrompen. Es un llamado en plenitud a disfrutar de la gloria de Dios. Vamos hacia esa total plenitud de armonía, de gozo, de alegría; un contemplar a Dios, un contemplar de nosotros con un cuerpo nuevo, un cielo nuevo y una tierra nueva, como nos anuncia el Apocalipsis”.

“La muerte de aquel que cree en Cristo, de aquel que se deja redimir por la sangre de Cristo es gloria y plenitud total”.

“¿Quieren ver lo maravilloso que es el Cielo? Pues, tienen que morirse, pero morirse bien en Cristo Jesús, para que puedan participar de su gloria. Porque el cielo es del que vive conforme a los mandamientos de la ley de Dios. Es una conquista, no una imposición. Por eso hay una invitación de Dios al hombre, cuyo esfuerzo es tomado en cuenta. Y también respetando la decisión del hombre al que no le importa, el que no quiere, quien plasma y fija en sí mismo su destrucción y se va al infierno”.

“Cuando pensamos en qué es el cielo, también tenemos una idea más clara de qué es el infierno, con sufrimientos y dolores; el cielo es de alegría y de gozo y nada de dolores, es la plenitud”.

“En resumen, el cielo no se compra, el cielo se acepta. Y con las (adecuadas) actitudes de respuesta, alcanzamos y llegamos donde está Cristo, buen pastor, nuestra cabeza, que ha reunido a todas sus ovejas en torno a Él, en torno al Padre. En esa armonía, la vida no se acaba, la vida se transforma”.

“La Escritura es clara. Es importante conocer, entender y dejar que la luz del Espíritu Santo nos ilumine. Necesitamos escuchar, profundizar y no inventar, mucho menos sobre la venta de terrenos en el cielo. Allá no hay terrenos. El cielo es el cielo. Aunque parezca una respuesta simplona, si entendemos y comparamos cielo e infierno, tendremos claro que uno es bondad y alegría, mientras el otro es condena y tristeza”.

Carlos Zapata

Ex editor de medios católicos con rica experiencia en el desarrollo de contenido SEO, branding y manejo estratégico de plataformas digitales.

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