A los pies de una imagen de la Virgen de la Inmaculada Concepción, el sacerdote Jesús Mariscal, vicario parroquial de la Catedral del San Paul en Yakima, Washington, ayudó a una mujer que vive en la calle a dar a luz a sus gemelos.
De acuerdo con el relato dado a conocer por el sacerdote, el pasado mes de septiembre cuando se dirigía a hacer unas compras y cumplir un compromiso, al pasar junto a la estatua de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, ubicada en el exterior del templo, escuchó los gritos de una mujer pidiendo ayuda.
Según los recuerdos del padre Mariscal, relatados a Catholic Extension, la mujer que vive en la calle gritaba frenéticamente que necesitaba ayuda porque iba a tener un bebé. Al acercarse a ella vio sangre a sus pies y escuchó un nuevo grito: “¡Ya estoy harta! ¡Lo estoy teniendo ahora!”.
Ante ello, el sacerdote llamó de inmediato al 911 y ayudó a la mujer a acostarse. Puso su teléfono en altavoz y lo colocó en el suelo para seguir las instrucciones. En cuestión de segundos la mujer dio a luz a un niño y el padre Mariscal le entregó el niño que lloraba a la madre.
“¡Voy a tener otro!”, le gritó la mujer al sacerdote sorprendido y procedió a dar a luz al segundo niño, que todavía estaba dentro del saco amniótico, la membrana que protegía al bebé en el útero, donde aún movía. El operador del 911 le dijo que la abriera.
Esta acción resultó más complicada, pues aparte del poco tiempo con el que contaba, no tenía las herramientas a su disposición para hacer el procedimiento, por lo que el padre reventó el saco con sus manos y observó que el niño no respiraba y que su cordón umbilical estaba enrollado alrededor de su cuello.
El operador le dijo al sacerdote Mariscal que acostara al niño de lado y le golpeara suavemente la espalda y luego de realizar esa acción durante unos largos segundos el bebé comenzó a gritar y a llorar, por lo que de inmediato colocó al bebé en el brazo libre de la mujer a la que ayudó a dar a luz.
Debido a que la mañana era fría, el sacerdote corrió a la casa parroquial a buscar toallas para cubrir a los recién nacidos. Minutos después llegaron los paramédicos, quienes luego de realizar el procedimiento inicial trasladaron a la mujer y a los gemelos, de 30 semanas de gestación, a un hospital local.
La madre de los pequeños salió del hospital horas después de ser ingresada y, hasta donde se sabe, aún no ha regresado por sus hijos, a los que el padre Mariscal ha visitado en el hospital.
Al referirse a la experiencia que vivió, el padre cuya querida madre falleció a principios de 2023 la calificó como “una historia hermosa por un lado, pero desgarradora por el otro… Fue una experiencia surrealista. Era como algo sacado de una película”.
“Yo estaba allí sosteniendo a un bebé con mis manos ensangrentadas, y el bebé también estaba todo ensangrentado, y estaba vestido con ropas clérigos. Y soy un sacerdote frente al santuario de Nuestra Señora. Y yo estaba pensando: ‘¿Qué está tratando de decirme Dios? ¿Qué intentas decirme Dios? ¿De qué se trata esto?’”, puntualizó el sacerdote que ayudó a aquella mujer a dar a luz.
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