Dios escucha y atiende la oración de los niños. La siguiente historia, ocurrida en México, da fe de cómo un hombre logró una increíble mejoría en su salud, luego de que uno de sus cinco hijos pidiera la intercesión de su “amigo” Carlo Acutis, por su padre. Algo habrán “dialogado” el próximo santo y este pequeño, que lo hacía decir con toda seguridad: ‘Ya sé que mi papá no va a morir, sólo me preocupa que algo le duela’. Esta es la historia.
María y Alejandro viven en el Estado de México y tienen cinco pequeños hijos. Hasta hace unos meses poco se sabía de esta familia, hasta que comenzaron a aparecer en la red social de Instagram algunas fotografías del matrimonio junto a la tumba del beato Carlo Acutis en Asis, Italia, dando gracias por un favor recibido. ¿Qué fue lo que pasó?
En entrevista para Desde la fe, María, la madre, da cuenta de una gracia divina atribuida a Carlo Acutis, luego de que toda la familia le pidiera de favor al llamado “apóstol de la Eucaristía” que su padre pudiera ser intervenido para extirpar un tumor cancerígeno del pulmón. La situación no era nada fácil, pues debido a la hinchazón del órgano, era casi imposible realizar la operación.
Explica que, al saber de su situación y de la devoción que la familia tiene por el próximo santo, unos amigos les llevaron una reliquia. Recuerda: “Esa noche, uno de mis hijos, el mayor, y quien es el más admirador de Carlo, se quedó allí un rato rezando en silencio mientras yo dormía a sus hermanos”.
“Cuando regresé a verlo, le pregunté: ‘¿Estás bien? ¿Te pasa algo?’ Me dijo: ‘Yo ya sé que mi papá no se va a morir, pero me preocupa que algo le duela’. Le dije: ‘bueno, hay que pedirle a Dios, hay que pedirle a Carlo’. Mi hijo estuvo allí en oración, y luego se fue a acostar”.
María tomó la reliquia de Carlo Acutis y la llevó a donde estaba su esposo. Se la colocó en el pulmón y rezó una oración. Al día siguiente, la inflamación comenzó a disminuir considerablemente.
Recuerda: “Mi esposo tomaba medicamentos que pudieron haberle ayudado, pero hubo una evolución de un día para otro. Esa noche durmió perfecto y se levantó sin tos. Luego me dijo: ‘me siento muy bien’”.
Le explicó que toda la noche estuvo sintiendo una especie de ardor en el pecho y poco a poco empezó a sentir una mejoría notable.
Le hicieron a Alejandro algunos estudios médicos, y los resultados daban cuenta de lo que, para la familia, era un milagro. María asegura que no había razón clínica para ello, tanto que volvieron a repetir los análisis. Pero los resultados confirmaron una vez más que las condiciones eran óptimas para realizar la intervención quirúrgica.
Los médicos hicieron lo suyo y extirparon con éxito el tumor cancerígeno.
“¿Qué le dijiste a tu amigo Carlo?, ¿Por qué papá se siente feliz y está muy bien hoy?”, fue la pregunta que le hizo María a su hijo mayor aquel día, tras saber que su esposo había amanecido mejor. Y es que Alejandro estaba anímicamente perfecto.
“Tras la pregunta, a mi hijo se le iluminó la cara de una forma que nunca se me va a olvidar, y le dije: ¡¿me quieres decir qué le dijiste?’ El contestó: ‘no, mamá, no te quiero decir’. Sólo sonrió y se fue a jugar. Yo sabía que había sido Carlo.
A María no le quedaba dura de ello, no sólo por la sorprendente mejoría, sino porque el beato los había sostenido, con la gracia de Dios, en aquellos días difíciles, en los que ella tenía que multiplicarse para cuidar a su esposo y a sus cinco hijos.
Tan mejorado estaba Alejandro, que como esposos pudieron realizar un viaje que tenían planeado con motivo de su aniversario de bodas, y que incluía una Misa en el Vaticano; sin embargo, por razones también providenciales, terminaron visitando al beato en Asís. Fue frente a su tumba cuando María se dio cuenta que justo ese día se cumplían tres meses de la exitosa operación. Ambos sintieron que Carlo los quería llevar allí… “para agradecer y ser testimonio de su intercesión, pero sobre todo de la gloria de Dios”.
Después de la extirpación del tumor, Alejandro sigue un control y una serie de exámenes. Debe hacerse un control cada tres meses, cada seis y luego cada año. El cáncer detectado fue en grado uno, etapa uno, con la extirpación del 50% de su pulmón izquierdo quedó completamente sano. No sigue actualmente ningún tratamiento de quimioterapia ni de radioterapia, simplemente un control. Se extrajo buena parte del pulmón izquierdo, que contenía el tumor.
DLF: ¿Cómo se encuentra en este momento Alejandro?
María: Está muy bien. Bajó diez kilogramos de peso. Pasaron cinco meses ya de la cirugía. Siente una especial sensación de bienestar físico: está perfecto, corre, brinca, salta. Es el más feliz corriendo, subiendo, bajando; la verdad es que no tiene ninguna restricción de ningún tipo y está muy bien.
En familia hacemos nuestras oraciones de la noche a Jesús y a la Virgen, así como a Carlo Acutis, para agradecer porque papá está en casa y sano. También pedimos mucho por los enfermos y por sus familias.
Hemos recibido muchos mensajes de gente que no conocemos, que nos reconfortaba el alma. El amor de Dios es lo principal, pero también lo vimos en la solidaridad, la empatía, las oraciones y las Misas ofrecidas por él. La Iglesia Católica, como comunidad espiritual, se ha hecho visible.
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